No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Hay una frase que quiero recordar , de la que desconozco el
autor y es ésta.
La muerte le pregunta a la vida: -¿Por qué a mí todos me
odian y a ti todos te aman?
-la vida le responde:- Porque yo soy una bella mentira y tú
una triste realidad.
Quiero recomendaros una lectura sobre la vida y sobre la muerte de Jorge Bucay, titulada
“El Cuento dentro del
Cuento"
Hacía meses que vivía asustado por terribles pensamientos de
aniquilación que lo atormentaban... sobre todo en las noches.
Se acostaba temiendo no ver el amanecer del día siguiente y
no conseguía dormirse hasta que el sol despuntaba, a veces apenas una hora
antes de tener que levantarse para ir a su trabajo.
Cuando supo que El Iluminado pasaría la noche en las afueras
del pueblo, se dió cuenta de que tenía en sus manos una oportunidad única, ya
que no era frecuente que los viajeros pasaran, ni siquiera cerca, de este
poblado perdido entre las montañas de Caldea.
La fama precedía al misterioso visitante, y aunque nadie lo
había visto, se decía que el maestro tenía las respuestas a todas las
preguntas. Por eso esa madrugada, sin que ninguno de su casa lo notara, lo fue
a ver a la tienda que le habían avisado, había armado junto al río.
Cuando llegó, el sol recién había terminado de separarse del
horizonte.
Encontró al Iluminado meditando.
Esperó respetuosamente unos minutos hasta que el maestro
notó su presencia...
En ese momento, y como si lo estuviera esperando, giró hacia
él y con una plácida expresión, lo miró a los ojos en silencio.
El maestro sonrió y le dijo:
- Te contaré un cuento:
"... Un hombre rico mandó a su criado al mercado en
busca de alimentos. Pero a poco de llegar allí, se cruzó con la muerte que lo
miró fijamente a los ojos.
El criado empalideció del susto y salió corriendo dejando
tras de sí las compras y la mula. Jadeando, llegó a casa de su amo:
- Amo, Amo!. Por favor, necesito un caballo y algo de dinero
para salir ya mismo de la ciudad... Si salgo ya mismo quizás llegue a Tamur
antes del anochecer... por favor amo, por favor...!
El señor le preguntó sobre el motivo de tan urgente pedido y
el criado le contó a borbotones su encuentro con la muerte.
El dueño de casa pensó un instante y alargándole una bolsa
de monedas le dijo:
- Bien, sea. Vete. Llévate el caballo negro que es el más veloz
que tengo.
- Gracias amo - dijo el sirviente y, tras besarle las manos,
corrió al establo, montó el caballo y partió velozmente hacia la ciudad de
Tamur.
Cuando el sirviente se hubo perdido de vista, el acaudalado
hombre caminó hacia el mercado buscando a la muerte.
- ¿Por qué asustaste a mi sirviente? - le preguntó en cuanto
la vió.
- ¿Asustarlo yo? - preguntó la muerte.
- Sí - dijo el hombre rico - él me dijo que hoy se cruzó
contigo y lo miraste amenazante.
- Yo no lo miré amenazante - dijo la muerte - lo miré
sorprendida. No esperaba verlo aquí esta tarde, porque se supone que tengo que
recogerlo en Tamur esta noche!
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