No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Es por excelencia la época de los inicios y un buen momento para hacer de la alquimia parte de nuestra vida. Es tiempo de purificar y elevar tu espacio sagrado. Según la tradición celta comienza Ostara. El equinoccio de primavera.
Cuando llega este tiempo, particularmente me gusta prender incienso de olíbano, porque me evoca el principio de la vida, los dones de la primavera, todo lo que crece, la hierba, las flores. Su humo de manera simbólica pasea por las corrientes de los ríos renovando la tierra, despierta a las semillas y aleja el frío del invierno.
Todos los seres humanos somos sensibles a los cambios estacionales, porque nuestra bioquímica responde a la fluctuación de la luz solar y, tanto la vegetación, las bacterias y los animales también responden a estos mismos estímulos. Así que cuando el día tiene más luz y el clima es más cálido nos sentimos de forma distinta, vamos saliendo del letargo del invierno y nos abrimos a una nueva estación que nos impulsa a crecer y expandirnos.
Durante el invierno, nuestro hipotálamo recibe menos luz solar, y la oscuridad es la que limita la secreción de melatonina, por lo que son muchas las personas que durante esta estación se sienten aletargados y tristes, intensamente fatigados y en un estado de alerta. Pero cuando asoman los primeros rayos de la primavera, estos ejercen una estimulación sobre las células que obliga a salir de ese letargo. La transformación es tan intensa, que muchas personas no pueden asimilar ese impulso sintiéndose más deprimidas al comienzo de esta época, sin que haya ningún motivo aparente.
Durante todo este año tendremos acontecimientos celestes importantes. Esta entrada de la primavera en el hemisferio norte o del otoño en el hemisferio sur del planeta, han sido presididos primero, por grandes auroras boreales en la Tierra, y ahora mismo por otro acontecimiento celeste de gran belleza, la conjunción de Venus y Júpiter, todo un preludio que abre la puerta a la luz cósmica, a la flama intensa de un nuevo inicio, a la conciencia. No olvidemos que los astros siempre han marcado momentos puntuales del hombre y éste que estamos viviendo lo es también. No pierdas de vista esa luz que brilla en conjunción y recógela en tu corazón para entrar con plenitud, con el ritmo de los danzantes, con la flor, en este ciclo equinoccial nuevo, tanto si le das la bienvenida al otoño como si abrazas a la primavera, tanto si tu tiempo es tiempo de recoger o tiempo de sembrar.
¡Celebra los ciclos equinocciales!
LUHEMA
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