No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
La fuerza de
levantarse.
La vida está llena de paradojas irónicamente mordaces al
servirse de las pérdidas de todo tipo, como por ejemplo la ruina, el abandono
de un ser amado, la separación, el exilio, la soledad, la enfermedad, para que
cultivemos y reforcemos nuestro poder interior y lo utilicemos para
levantarnos.
Toda persona que tras una situación complicada resurge como ave fénix de sus cenizas se
convierte en una persona distinta a aquel que sufrió la caída. La derrota,
lamentablemente, y en la mayoría de casos
sirve de experiencia liberadora y
su cometido es aportar una enseñanza que nos descargue de los patrones de sufrimiento
y no al contrario.
La caída siempre te aparta del maya o ilusión y si entiendes
esto, la caída te presenta a su vez el potencial de “Mago”, el que tiene el
poder de co-crearte expandiendo tu
consciencia, disolviendo el temor y haciendo aflorar tu alma.
©LUHEMA
En cada uno de nosotros vive un guerrero de la luz, alguien capaz de escuchar el silencio de su corazón, de aceptar las derrotas sin dejarse abatir por ellas y de alimentar la esperanza en medio del cansancio y el desaliento.
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