No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Cuando nos abrimos a la empatía siempre vemos qué hay tras todas las situaciones
Luhema
NO ESTAMOS ACOSTUMBRADOS A UTILIZAR LA EMPATÍA.
Pongamos en marcha esto; quizá nos sirva mucho más de lo que nos pensamos.
Pon a funcionar la empatía por el otro, intenta comprender por qué actuó, por qué hizo lo que hizo. Pero no lo juzgues… sólo ponte en su piel. No se trata de que justifiquemos una situación, quizá demasiado dolorosa, sino que reestablezcamos nuestro equilibrio por medio del amor, del perdón, de la aceptación y la paz del corazón.
Recuerda que el odio nos consume, la ira nos enferma, la cólera nos descoloca de nuestro centro… Sé que lo injusto nos deja un sabor amargo, el de rencor. Éste nos debilita poco a poco y destruye nuestra alma como si de un cáncer espiritual habláramos.
Hazte un regalo, cuando te sientas así empatiza, aprende a poner en marcha este salvavidas y todo el peso que llevabas con forma de dolores de cabeza, de músculos, ardor en la boca del estómago, nervios, insomnio etc…, se desvanecerán para dejarnos desde ese momento libres.
©LUHEMA
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