No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Ante todo deseo que tú seas feliz, que ames la vida, que te ames y ames...
Nunca inoculemos nuestros miedos e inseguridades a nuestros
hijos, eduquémoslos con integridad, ayudándoles a potenciar todo lo que llevan
dentro, su creatividad, su capacidad de imaginar, de compartir, de aportar para
el bien de una comunidad.
Formemos a hijos con una sana personalidad y valores que promulguen
la armonía, el amor por la naturaleza, por las cosas sencillas y valiosas de la
vida, por todo aquello que no se puede pagar con dinero; afectos, empatía,
entusiasmo y por lo que verdaderamente
deja huella y vale la pena.
Eduquemos en la libertad de ser, ser seres felices y potenciemos no sólo la parte izquierda del
cerebro, sino también la parte derecha donde se encuentran muchas
potencialidades que hemos castrado por la educación basada en caducas formas de
pensamiento.
Formemos, eduquemos niños, adolescentes, y adultos para que sientan entusiasmo, para que puedan brillar con esa luz propia que les caracteriza, y así comenzar a iluminar a muchas almas perdidas dentro de un sinsentido de vida.
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