No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Demasiado tiempo dedicada a los demás, demasiado tiempo buscado soluciones y los mejores consejos a las crisis emocionales de otros, y sobre todo atendiendo a la precaria salud física de los más cercanos a ti sin dedicar apenas tiempo para regenerar tu energía.
Serénate y piensa que puede llegar tu agotamiento en cualquier momento si no te dedicas a ti misma el tiempo suficiente para limpiar, proteger y reparar tu relación con tu alma.
Desacelera el ritmo, saca el tiempo de donde sea, pero hazlo, porque estás gastando gran cantidad de energía y finalmente verás resentida tu salud física, mental y espiritual y entonces tendrás que emprender un camino en solitario, quizá largo, en el que ya no podrás estar como pilar que sujeta a todos.
Prueba y verás como los demás pueden sustentarse por si solos si los dejas unos instantes.
Para aquellas mujeres que únicamente viven por y para los demás y poco para sí mismas.
Desde mi amor y mi máximo respeto para vosotras, mujeres, os valoro, y valoro vuestra abnegación y vuestra entrega, pero quizá ya va siendo hora de hablar claro para volver a recuperar el poder y comenzar a sanar de verdad y ser reflejo de esa armónica, creciente y creadora expansión de la vida.
Son muchas las mujeres que han estado creyendo que lo correcto era vivir para y por los demás por el simple hecho de ser mujer, dejando atrás todos sus sueños, sus potenciales y convirtiéndose en la “sanadora y salvadora del mundo” . Pero ahora la mujer que se siente agotada, encallada en un mar de apatía y con la añoranza perdida entre sus recuerdos, tiene que sacar fuerzas de flaqueza y con coraje dejar de ser, aunque sea por un tiempo, la madre coraje, la salvadora del mundo, la abnegada y servicial y la que puede con todo, para zambullirse en sus aguas y volver a retomar su instinto de supervivencia.
Sé que estos tiempos pueden ser distintos a otros en los que lo femenino poco contaba, y que hay muchas mujeres ahora que están recuperando su fuero interno, su equilibrio yin y su equilibrio yang, pero también puedo observar que hay muchas jóvenes , adolescentes y maduras mujeres que están atrapadas por esas tranpas de la sociedad patriarcal en el que el rol femenino junto con la psique han hecho de esto condición sinecuanum para la mujer, que ingenua ante tal asunto toma como propia esa responsabilidad y que automáticamente la aleja de su verdadero sentido de la existencia.
En realidad las mujeres que se sienten incapacitadas de salir de ese estado, o prefieren acallar sus sentimientos por infinitas razones, son mujeres que todavía no están iniciadas en el ser sagrado que habita en ellas. Así que yo bendigo a todas las mujeres, las que están atrapadas poque necesitan apoyo, calor humano y tiempo para darse cuenta y las que están en el proceso de reconocerse y consiguen desplazarse hacia lo que las nutre y regenera de verdad.
©LUHEMA
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