No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Si no se aprende de las experiencias, y se sigue repitiendo
una y otra vez la misma pauta; comportamiento, conducta, lo que era un medio
para provocar un cambio esencial, se convierte en un círculo viciado y
nocivo hasta que la persona se queda agotada,
derrotada y sin capacidad de reacción. Sin embargo el destino nos exige un gran cambio que muchos no están
dispuestos a emprender.
Por ejemplo hay mujeres que
me cuentan que siempre atraen a su vida el mismo tipo de pareja , sienten que repiten la misma
historia, son hombres que inciden en un
mismo comportamiento hacia ellas, “personas que
no les convienen” según su
criterio, y parece como si fuesen buscándolos y eligiéndolos con un fin que ellas
desconocen y ni comprenden.
El problema reside en que se idealiza la búsqueda de una pareja desde un rol inconveniente, desde una confusión perpetua , y en sus adentros piensan;- ahora iré al encuentro de un hombre, de una pareja que me llene, me cuide, me dé lo que el anterior no me dio. O desde la exigencia, reclaman aquello de lo que ellas mismas carecen y esto inevitablemente, atrae a mayores errores vitales.
El problema reside en que se idealiza la búsqueda de una pareja desde un rol inconveniente, desde una confusión perpetua , y en sus adentros piensan;- ahora iré al encuentro de un hombre, de una pareja que me llene, me cuide, me dé lo que el anterior no me dio. O desde la exigencia, reclaman aquello de lo que ellas mismas carecen y esto inevitablemente, atrae a mayores errores vitales.
Así que sustituye el factor necesidad de encontrar,
necesidad del otro, por la voluntad de compartir lo que se es. Esto sostiene un
mayor rango evolutivo que abre la puerta del respeto e individualidad de cada ser.
©Luhema
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