No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Te recuerdo que para alegrar el alma se hicieron los cuentos, las ilusiones, las hadas, los duendes buenos.
No dejemos de ser niños para que nuestra alma esté siempre contenta.
No nos olvidemos que en las cosas sencillas, en las historias que nos contaban de pequeños nuestros padres, o nuestros abuelos (si has tenido la suerte de conocerlos), o en los cajones de la cómoda de nuestra abuela; aquella en la que nos gustaba hurgar y en la que habían tesoros e infinidad de cosas interesantes..., en las tartas de cumpleaños, en el perrito, o en gatito que compartió con nosotros nuestra infancia, en todos esos detalles se encuentra nuestra semilla, nuestra esencia.
No nos olvidemos cuando seamos grandes , que no hay edad para la ternura, para los cuentos, para el amor.
Tengamos la buena costumbre de no avergonzarnos de recuperar el niño interior tengamos la edad que tengamos.
¡Gracias por ser de esa gente que no le importa mostrar a su niño interior!
©LUHEMA.
Comentarios
Publicar un comentario