No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Es curioso, pero cuando estás atascado y no vas ni para adelante ni para atrás, lo mejor es parar, y eso lo saben bien los artistas,músicos,compositores, pintores, escultores, escritores… Aunque muchas veces nos negamos a aceptar la evidencia. PARAR.
Es tanta la pasión que volcamos cuando estamos haciendo algo que nos apasiona que, se nos olvida hasta que hay que comer, por ejemplo, y llega un momento en el que la saturación, la vorágine y el vértigo, se convierten en compañeros no gratos de nuestro tiempo y efectivamente, un día y sin más, entramos en colapso, se va la musa inspiradora y te quedas totalmente en blanco, empiezas a enjuiciarte, a decir; ¡pero vaya idea absurda!…, ¡esto no lleva a ninguna parte, es espantoso!
Quizá demasiado perfeccionismo nos hace ser seres insoportables, la perfección estalla y hay que saberla manejar y, caro está, cuando pensamos en la obra para agradar a los demás no hay obra que valga, se esfuma, desaparece. Y para que podamos volver a crear hay que seguir explorando lo desconocido, hay que seguir disfrutando de las cosas pequeñas, hay que volver la mirada al niño interior, a ensuciarse las manos con la tierra, romper las normas, a darse tiempo a uno mismo. Hay que sentirse libre para crear, y sobre todo amar, amar lo creado, amar inclusive la obra que todavía no se ha expresado.
Pero esto también le puede suceder a cualquiera, a la ama de casa que está cansada de hacer por sistema prácticamente la mismas cosas día tras día. Y también le puede suceder a aquel que su trabajo es más de lo mismo y no puede expresar su don. ¿Y cómo retomar el trabajo con ilusión renovada? Pues bien, recuperar la ilusión, es encontrar dentro de nosotros la pócima mágica y bebérnosla de un trago para que se vuelva a gestar la esperanza de encontrarle sentido a lo que hacemos en nuestra vida.
Comienza por identificar lo que te ha llevado hasta ahí y sal, pero sal con el convencimiento de que también te sirvió para aprender. Descansa, analiza las cosas y, después esfuérzate y proyéctate desde tu interior, sin que nadie, ni tú mismo, ponga las barreras… Ese es el principio, es el primer paso.
LUHEMA
Comentarios
Publicar un comentario