No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
La vida misteriosamente pone en marcha lecciones que a veces perturban nuestra calma, y todos sabemos que son momentos en los que no tenemos nada claro y que alteran todo nuestro mundo. Algunas veces como se dice; las vemos venir y otras sin embargo no tanto. Pero lo cierto es que nadie está preparado para recibir golpes bajos. Ante este panorama reaccionamos de forma angustiosa y sin quererlo y a bote pronto aparece el resorte del “por qué a mí esto, y ahora”. Y es porque nos sentimos desdichados ante la noticia y no podemos encajar lo que nos está sucediendo. Nos quejamos, deseando que desde nuestro lamento llegue un hálito de alivio, pero no, la queja y el lamento son parches incapaces de cerrar la herida y todavía nos hundimos más, le damos mil vueltas y cuando estamos atravesando esa mala racha, pensamos que todo nos ocurre a nosotros y que a las demás personas parece que no les pase nada, pero las cosas no funcionan así, ni están tan desequilibradas. Las luces y las sombras forman parte de toda naturaleza humana.
Pero la pregunta no es ¿por qué? sino ¿para qué?… Esto es lo que sinceramente tenemos que formularnos. Nos cuesta entender esto, el para qué… porque sobre estas respuestas que nuestro inconsciente sí sabe, y que nosotros no queremos ver por miles de razones, se encuentra el verdadero motivo de la angustia. Durante todo ese proceso de ansiedad, estaremos caminando sobre el fino filo de una navaja, hasta que nos demos cuenta que estamos sedientos de lo profundo, y que todo conspirará a nuestro alrededor para que obtengamos ese crecimiento liberador que sosiegue nuestra mente y nos abra el alma hacia el entendimiento.
Estoy convencida que todo dolor pasado te ha hecho una persona más sensible, más humana, te ha hecho sentir empatía con otras personas que han pasado o están pasando malos momentos, y seguramente todo eso te traslade a un nivel de consciencia distinto, más elevado. Entonces, fíjate en esos instantes repletos de supra consciencia, instálate ahí en ese mismo nivel de consciencia elevado y serás capaz de saber encajar las frustraciones cuando estas lleguen, serás capaz de alinearte con las oportunidades, podrás recuperar tu poder, porque sabrás que todo sucede por algo más elevado y, entonces se liberará el sentimiento de angustia . Ningún proceso doloroso es estéril, todo cambio de paradigma tiene la virtud de templarnos el alma conduciéndonos hacia nuevas formas de sentir, de amar y actuar.
©Luhema
Comentarios
Publicar un comentario