No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Soy de las personas que no me gusta planificar porque por”h” o por “b” siempre sucede algo inesperado que lo trunca. Pero hay ocasiones en las que uno debe pararse y hacer un pequeño paréntesis antes de ponerse en marcha para observar los pequeños detalles, las posibilidades que le van a ayudar a uno a llegar a su destino, y parece ser que ordenarlo todo en nuestra mente; planificar, nos haga estar más tranquilos o eso parece ser.
Pero la planificación es algo demasiado lineal en la que inconscientemente no dejamos la opción a que algo imprevisto altere ese plan y cambie el rumbo previsto, y si lo hace, nos rompe los esquemas. Por eso me inclino sobre la idea de que la planificación se convierta en observación relajada y que nos permita dejar paso todas las opciones y caminos posibles.
Sueña, proyecta, planifica tu rumbo dejando que el plan se dibuje día a día con alternativas que ni siquiera habías imaginado.
©LUHEMA
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