No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Sé consciente y obsérvate.
¿A quién no le ha pasado que tras un juicio de valor, una respuesta desairada, o un arrebato de ira se ha sentido fatal?
-Observa tus reacciones, esas que después te han pasado factura, esas que te duelen como si te arrancaran el alma, esas que drenan tu energía hasta debilitarte.
Cada situación cotidiana que vivas con tus amigos, con tu familia, con tu pareja o hijos, inclusive en el trabajo, debe convertirse en un desafío que conquiste tu liberación y te trasmita entusiasmo. Y así poco a poco irás aquietando la inercia de la sombra que encima nos hace sentir culpable y víctima a la vez.
¡Este juego de vivir es tremendo!
©Luhema
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