No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Hoy es el día de los santos inocentes, y este día es señalado por aquella matanza de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén –Judea-, ordenada por el rey Herodes con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret, que siempre nos ha contado el cristianismo.
Pero quiero contaros algo sobre el estado de inocencia. Decimos que la inocencia más pura es la de un niño porque su corta edad le ha impedido aprender todos los engaños de la materia, no vemos maldad en él, y se mantiene su psique limpia de remordimientos, malas intenciones y lejos de todas las influencias densas que la mente maquina cuando se es adulto.
La inocencia nada tiene que ver con la ingenuidad. Hay una frase de Clarissa Pikola en su libro “Mujeres que corren con lobos” en la que dice;
La ignorancia no es saber nada y sentirse atraído por lo bueno.
La inocencia es saberlo todo y seguir sintiéndose atraído por lo bueno.
A mí me pareció genial esta frase, y siento en el fondo de mi alma que es tremendamente certera.
Así que un niño si es inocencia pura es porque en un nivel de su psique está más cerca del saber, de la autenticidad, de la verdad, de lo importante y del amor, y que muchos de los adultos hemos ido perdiendo por el paso de los años y también por el paso de las experiencias no asimiladas. Pero muchas veces llamamos a las personas o las tildamos de inocentes cuando según nuestro punto de vista vemos que no tienen criterio, que actúan sin maldad, que no saben de la vida…, pero ser inocente significa ver lo que hay tras las apariencias, tras los engaños de la mente, tras lo ficticio etc…
Son las personas que mantienen la inocencia las que pueden sanar las heridas del alma,
son las chamanas, las curanderas que restablecen el orden .
En el profundo sueño espiritual está la inocencia, y en cada sueño regresamos al estado de dulzura, nos despojamos del cinismo y recuperamos la inocencia.
Si tuviéramos más conciencia de todo esto, al regresar de nuestro sueño reparador deberíamos conservar esa inocencia que nos abriga cada noche y renovarla a la luz del día para que la inocencia fuera partícipe y protagonista de nuestra vida y de nuestras experiencias.
Y bien, este día 28 de diciembre, día de los "Santos inocentes" se suelen gastar bromas entre amigos, y familiares, quizá para romper esa dureza de la vida y tomárnosla con humor, recordando que la inocencia es un alma joven que se asombra, se sorprende y se ríe en la vida.
©Luhema
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