No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
(Foto de Luhema en Éfeso, "La Biblioteca de Celso)
"Uno siempre vuelve a los viejos sitios dónde amó la vida!.
Hace días que constantemente tarareo una melodía que va unida concretamente a esta frase del inicio, así que me he dicho; -esto quiere decir algo, voy a ver que ocurre si empezó a escribirla y dejo que viaje esta melodía en mí.
Pero antes de seguir, quiero que sepas que esta "oración" pertenece a la letra de una canción que particularmente me encanta escuchar y que cantaba una elegante mujer que recientemente transcendió como ella decía.
Una chamana nunca muere, transciende.
CHAVELA VARGAS.
No partas añorando el regreso, ama a las personas, ama los lugares y sigue. Vive en la vida.
Son muchas las emociones que le embargan a uno cuando viaja, la vida misma es por excelencia el gran viaje porque continuamente se viven experiencias nuevas, sensaciones y sentimientos.
Hay personas que tienen la necesidad de viajar, quizá para re-encontrarse, encontrar la espiritualidad, estudiar y hallar los vestigios, los orígenes de las civilizaciones antiguas. viajan para conocer a personas de otros lugares, también por la necesidad imperiosa de cambiar de vida, saborearla, relajarse y descubrirse dentro de otros parámetros, con otro ritmo de vida, y reparar cómo las necesidades y prioridades son distintas según en el lugar en dónde se esté. Ampliar las miras de los conocimientos, conocer otras culturas, otras religiones, y ver, ver mundo, ver las maravillas de la naturaleza, ver los contrastes sociales y culturales. Pero últimamente hay muchas personas que más que por curiosidad viajan por la necesidad de supervivencia al verse sin futuro, sin posibilidades de prosperar, de mejorar su nivel de vida, de sobrevivir y eso tiene una lectura distinta.
He conocido y seguro que tú también, a personas que añoran el regresar a su lugar natal para volver a respirar ese ambiente familiar que quedó en la plaza del pueblo, en esa fuente a la que iba cuando apretaba el calor. Lugares que marcaron momentos de la infancia o del primer amor, o de experiencias inolvidables.
En realidad uno se llena de emociones cuando pisa esos lugares que hicieron mella en él, y vuelve a re-vivir como por arte de magia imágenes, olores, palabras, gente, vivencias que quedaron como depositadas en el tiempo y en el espacio para recuperar esas emociones allí vividas.
No sé hasta que punto eso puede ser positivo, pero son muchas las personas que fuera de sus lugares de origen tienen esa necesidad en algún momento de sus vidas.
También podemos volver a esos lugares en donde se amó la vida, ¿pero qué vida? ¿Quizá una reminiscencia de vidas pasadas, y por eso nos atrapa la idea de viajar a ciertos lugares en los que sentimos ese fuerte vínculo con lo ancestral, quizá con la cultura celta, quizá con la egipcia o la maya? Puede incluso que nos sintamos muy a gusto, como en casa, cuando nos visualizamos paseando por los acantilados verdes del norte de Inglaterra, o nos atrape la idea de ir al oriente.
¿En realidad uno vuelve siempre a los viejos sitios dónde amó la vida? Yo creo que sí y uno se las ingenia para volver a revivir lo allí vivido.
LUHEMA
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