No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Hoy como tantas noches me desvelé y miré al cielo. Mi
consuelo fue que te encontré.
Los desvelados miramos al cielo, soñamos despiertos, contamos
estrellas y sabemos que venimos de ellas.
Nosotros los desvelados solemos tener una cita con los astros, con la luna y
la preciosa Selene nos refleja aquello que sentimos, nos cuenta historias de este planeta, nos acuna con su luz plateada, nos escucha
paciente, pero nosotros los desvelados somos inquietos y claro está, no llega
el sueño. Y entonces el insomnio se enreda
en la noche en una fiesta cósmica, en un
punto cero, en un baile de estrellas y seguimos sin dormir, soñando realidades
hasta que éstas llegan, entonces dormimos despiertos sin vivir dormidos.
Nosotros los desvelados descorrimos el velo y encontramos en
las estrellas el alma de nuestros ancestros que nos hacen un guiño en la noche
desvelada, en la vida despierta.
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