No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Algo muy profundo cambia en nuestra psique y en nuestro fuero más interno cuando se ha transitado por algún tramo de la vida en el que hemos tenido que sobrevivir al dolor, ya sea físico, de pérdida de un ser querido, de tristeza, de desaliento...
Puede que no se nos note nada por fuera. Para los demás podemos parecer los mismos, pero es cierto que el dolor nos marca, nos deja una huella que aparentemente no es perceptible para aquellos que no nos conocen lo suficiente, o que no nos miran a los ojos. Pero tú ya no eres el mismo, algo en tu interior cambia, y mucho.
Sin duda alguna todas las circunstancias que sufrimos o que nos afectan directamente nos hacen reflexionar, y eso ya de por sí nos cambia. Pero, pueden suceder dos cosas; que nos convirtamos en personas irascibles, enfadadas con el mundo y con las circunstancias sintiéndonos víctimas y anclándonos al dolor, o que de esas situaciones adversas extraigamos la calma, la serenidad, la aceptación, la observación silenciosa, el dejar que las cosas se calmen y retomen su ritmo, y sentirlo de este modo te hará ver con claridad, a eso se le llama tener una "actitud consciente desde el amor" , porque todo en la vida son experiencias a comprender. Y cuando la vida se comprende, la vida se vuelve sencilla. Entonces lo que nos hizo cambiar fue el regalo más preciado que pudimos obtener de esa situación difícil. Entonces sucede o extraordinario, la gente te ve distinto, con un brillo especial, no saben a qué es debido, pero ahí está, el dolor se transformó en amor.
©Luhema
Comentarios
Publicar un comentario