No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
CHAMANES URBANOS
La ciudad.
Laberinto de sentidos,
de creencias, de culturas.
Pensamientos vertiginosos,acumulados
con y sin sentido mezclados
orden y caos, caos y orden.
Así es como percibo o percibe ahora mismo un chamán de ciudad con todos sus sentidos andando entre, conscientes colectivos, entre nudos psíquicos y sosteniéndose en el filo de las emociones que de pronto se alzan como huracán, como desaparecen por arte de magia. Muchas son las trampas que distraen a un chamán de ciudad para que se olvide de quién es y que van disfrazadas de muchas cosas, así que hay que afilar mucho la intuición conectada al corazón que abre la puerta de entrada al vacío, embonándote en el alma para ver quien habita, para adentrarte en tu nombre, para ver quien te conforma, para escuchar qué sonido te nombra, para no perder el horizonte.
Mis ancestros utilizaban plumas de águila, conchas, hierbas sagradas, sus manos para sanar, hoy tú también utilizas tus manos para sanar, las hierbas, las gemas, la medicina holística ¿verdad? Ves, no estas tan lejos de ellos, aunque en la actualidad hay que utilizar más que nunca el sentido común, el envase de la esencia sin contaminar.
Ser un chamán en el bosque es más sencillo que serlo en una ciudad. Ser un chamán de cuidad es guerrear de veras en medio de una batalla de vibraciones, que describen a golpe de taquigrafía el mapa de la realidad oculta tras las máscaras de danza que se llevan puestas para sobrevivir en este mundo absurdo de irrealidades reales e injusticias.
Pero ahora te lo explico más claro, vivir en el ahora es saber percibir las señales en cada momento, en el justo momento que lees un sin fin de información.
Normalmente salimos a la calle sin fijarnos en esos detalles y señales, ya que la ciudad nos desborda con el tráfico, con las distracciones propias y problemas que llevamos a cuestas y que las personas con un marcado grado de sensibilidad pueden leer claramente. Es una pena que se haya olvidado como desprenderse de tantas preocupaciones que están atrayendo la enfermedad…, pero seguro que si un día has estado más sensitivo esto que te voy a contar te re-suene.
Nada más ver como te sonríe una persona para saber como está su estado de ánimo, nada más escuchar una voz para saber si nos está mintiendo o es sincera, nada más ver como se mueve una persona para saber si está bloqueándola algo.. ¿Sí? Son señales corporales… que nos informan, pero un chamán a parte de otras vibraciones más sutiles también percibe olores y aromas que destacan mucho, unas veces son ácidas, otras dulzonas, otras frescas, en fin … una cantidad de sensaciones que denotan siempre un estado de salud mental, física y espiritual. No es que nos guste empatizar y saber de los demás ya que te impregnas de toda esa carga, es que esa información está grabada y es completamente apreciable, así que para un chamán sobrevivir en la ciudad es una batalla segundo a segundo.
Por eso un chamán de ciudad tiene que volar, volver a su origen, hacer círculos sagrados, cantar, rezar, danzar, conectarse con la madre, con el espíritu de la Tierra, reunirse con los antepasados, escuchar la voz del silencio, del aire, del agua, de la montaña, conectarse con los ciclos, purificarse y sanarse para poder existir en la ciudad, aunque ahora el trabajo esta en pleno corazón urbano y los chamanes y chamanas están regresando.
©Luhema
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