No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Muchas veces me te topado con personas que dicen: —Ya me gustaría no ser así de sensible o tomarme las cosas tan a pecho, así no sufriría tanto—. Pero la naturaleza de las cosas, y de las personas es cosa difícil de cambiar. Además esa naturaleza propia es lo que nos identifica, además, si tú cambiaras tu esencia, dejarías de ser tú.
Tener esa sensibilidad a flor de piel es un acto de valentía, no todos tienen la capacidad de sentir de la forma en la que sientes tú. Ese sufrimiento por empatía es lo que surge al penetrar en el alma del otro. Es lo que nos humaniza. Pero también te digo más, no te ahogues en el sufrimiento, pues de nada sirve que no puedas salir de ahí, y la clave para sobreponerte es sentir amor, un amor que libera y que comprende cualquier situación o acción que va por encima de los deseos, y del ego.
Es necesario ante esta forma de sentir el sufrimiento, que tengas una actitud activa y transformadora para que te eleves por encima del dolor, porque nadie más que tú conoce las heridas de tu vida y de historia, tus limitaciones y tus complejos. Tienes una enorme responsabilidad ante ti, ante cada acción que tomas y ante cada paso que das en la vida. Sentir siempre es una virtud.
Recuerdo una frase que dice; —El dolor es inevitable, pero el sufrimiento sí que puede ser transcendido. Piensa en esto, hazlo por ti.
©Luhema
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