No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Por regla general caminamos por nuestra vida sin pensar que continuamente se están produciendo cambios, sin pensar que se están entretejiendo situaciones, y encuentros con personas que ni imaginamos.
Hace mucho tiempo, cuando empezaba a leer algunos libros de metafísica, espiritualidad, no podía ni pensar que aquellas palabras tuvieran el calado que están teniendo en la actualidad. Cuando se hablaba de emociones, de sentimientos, de recuperar el poder, de sanar el linaje, de la multidimensionalidad de esos « Mensajeros del Alba». De que el ser humano estaba abriendo su banco de memorias, que todo lo no resuelto saldría a la luz, que repetiríamos hasta aprender, que ya no se podrían esconder los dramas bajo la alfombra como si fueran polvo viejo, como si ya no los quisieras ver más, de hecho sacar a la luz esos sentimientos podrían hacerte llegar a ver o darte cuenta de algo nuevo. Que estaríamos implicados en nuestros dramas, en nuestra sanación, y que todo eso sería una buena noticia, que podríamos co- crear nuestra realidad, que las sincronicidades estarían a pie de calle… en fin…Parecía toda una utopía, pero me doy cuenta que todos nosotros, y todos aquellos que nos precedieron fueron y fuimos el caldo de cultivo para que hoy en día estemos viendo que eso, que todos aquellos postulados están siendo una realidad. Que ahora te encuentras con personas que les interesa hablar de esos temas, que quieren profundizar en ellos, que ven otras alternativas..., que han pasado de pensar a sentir.
Ahora visto desde la distancia; más de treinta años, me emociono mucho, y sin pretensiones de nada más y con total humildad considero que hubo una avanzadilla que preparó el terreno, que aun por encima de controversias y dificultades fuimos «sembradores de lotos» aportando nuestro granito de arena, nuestra visión de las cosas, nuestros sentimientos, nuestras experiencias, nuestra espiritualidad, y aunque muchos nos tildaron de locos nuestra integridad estaba y sigue estando intacta. Que todo aquello de lo que hablamos entre círculos pequeños no se lo llevó el viento o sí, seguramente para que germinara.
Ahora puedo comprobar que en efecto, que a través del sentimiento las personas están resolviendo sus conflictos, que las mujeres están encontrando su feminidad sagrada, que los sucesos se aceleran, que las consciencias se despiertan, aunque poco a poco, y que a medida que se evoluciona espiritualmente la comprensión de la vida y de uno mismo se agranda. Que las habilidades, los talentos llegan y se expresan con más facilidad, que tenemos un Yo espiritual más presente que nunca, que pasamos de pensar tanto para sentir más…Y, aunque se aprecia este atisbo de cambios en el ser humano todavía quedan muchos «lotos que sembrar». Todavía todos debemos someternos a un gran examen interior, necesitamos trabajar juntos cada uno aportando su don, manejando la empatía, el valor del ser humano, el amor. Porque cuando experimentemos de qué estamos hechos nos daremos cuenta de muchas cosas.
Solo una visión, una reflexión…
© Luhema
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