No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
UN PASEO POR POMPEYA, A LOS PIES DEL VESUBIO.
(Artículo publicado en la revista Letras y Algo Más)
Este verano tuve la gran suerte de poder ir y visitar un lugar muy enigmático, una gran ciudad que fue cubierta nada más y nada menos que por seis metros de lava. El desastre fue tan repentino e inesperado que cogió por sorpresa a todos los habitantes de la zona, muchos de ellos vieron la muerte mientras intentaban huir para ponerse a salvo. No voy a contaros lo que ocurrió en este lugar pues perfectamente lo podéis encontrar en los libros de historia y además muy bien detallado.
Os voy a hablar de las sensaciones que me produjo visitar ciertos lugares de esta ciudad que no carecía de nada, de bellas casas ajardinadas y con exquisitos mosaicos, como “ La casa del Fauno”. También se erguían templos como el de Venus, que se convirtió en diosa y patrona de Pompeya . El templo de Apolo , El templo de Júpiter o Capitolium, el Templo de los Lares, El Templo Vespesiano o mejor dicho del genio Vespesiano, la puerta de Herculano , El Templo de Isis , el teatro grande… , termas y lugares en los que disfrutar del sexo, como el llamado lupanar.
Ante todo esto, a uno no le queda más que reflexionar, y comprender cómo se vivía en una ciudad de tales dimensiones con sus calles perfectamente trazadas y con su idiosincrasia.
Para comprender la vida allí, tenemos que desprendernos de dogmas morales o religiosos sobre todo cuando nos adentramos en lo que conocemos como el barrio donde se practicaba el sexo de forma abierta y liberal. El lupanar "Vicola del Lupanare" está ubicado en la zona más antigua de la ciudad, se encuentra entre el Foro, el mercado y la Vía Stabiana. En la intersección de dos de sus calles secundarias, muy cerca de donde estaban ubicados los baños, tabernas y posadas; lo digo para que no os perdáis si necesitáis de esos servicios-( tono de humor)-. En este lugar quedan todavía como si el tiempo no hubiese pasado por ellos, numerosos frescos eróticos, las pinturas son muy explícitas, eran un catálogo de las prestaciones que ofrecía el establecimiento y un testimonio de las costumbres sexuales de la época. Las meretrices llamaban a los clientes aullando como lobas de ahí la palabra lupanar que viene del latín “Lupus- lobo” y también en las casas donde se ofrecía sexo había tallado en piedra el miembro viril, el falo, en sus fachadas, al igual que en la calzada a pie de calle y en lugar de señales de tráfico había esculpido (y aún puede apreciarse) en la piedra a modo de flecha indicadora el tal insigne falo. Todo ello llevaba a que por falta de higiene se contrajeran numerosas enfermedades venéreas , enfermedades de Venus, Venere. Esto como curiosidad. Pero hay muchas más curiosidades que podría contaros…
Me causó mucha impresión ver los moldes de las personas y animales que quedaron sepultadas por la ceniza volcánica. ¡Impresionante!.
Hoy día se sigue viviendo a las mismas faldas del Vesubio, en aquél entonces vivían aproximadamente 20.000 personas, hoy viven tres millones entre Nápoles y los demás pueblos vesubianos. Saben que en cualquier momento el Vesubio puede despertar de nuevo pero hoy en día tienen sismógrafos que avisarían con antelación aunque siempre está viva la incertidumbre de lo que pudiese ocurrir ante un plan de emergencia con tanta gente.
Los napolitanos tienen una forma de saber de ante mano si todo va a estar en calma durante el año, y lo saben por una forma muy curiosa y tradicional que es la licuefacción de la sangre de San Genaro, patrón de Nápoles. El 19 de septiembre de cada año se produce el milagro. Dentro del relicario la sangre de San Genaro se licúa, y esto es señal que todo irá bien. Pero, si no es así y la sangre sigue seca puede haber una catástrofe y esto es el aviso. Los Napolitanos, muy creyentes en su mayoría, creen a fe cierta en este acontecimiento llamémosle milagroso, pero que hasta el momento les ha dado resultado. Esperemos que el próximo septiembre vuelva a ocurrir “el milagro” y no pase nada y el Vesubio permanezca tranquilo para que podamos seguir visitando este maravilloso enclave mediterráneo que guarda la vida de nuestros ancestros del pasado de forma tan gráfica y evidente como son las ruinas de Pompeya.
©LUHEMA
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