No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
De esta forma se ve a un auténtico sanador, así me lo
mostraron y así es.
Un curandero, un médico del alma, un terapeuta, siempre ante
el paciente se diluye, se convierte en nadie, se vuelve en cristalino espejo
amoroso que te siente como un ser sagrado desde siempre, desde el principio del
principio de los tiempos, y el amor que siente al contemplar tu alma es el
detonante para contagiarte y reflejarte
el respeto por ti mismo y entonces, se convoca lo sagrado, desciende la
Barakah, se produce la alquimia.
©Luhema
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