No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
(Foto de Luhema)
Mira esta foto, mira este adolescente, es como tu hijo, quizá de la misma edad ¿verdad? , pero sus distracciones son otras, seguro que no tiene a su alcance tantas tecnologías. Tal vez se esté perdiendo algo “importante” para nosotros, aunque no lo creo.
Este adolescente se distrae con su pequeño zorrito del desierto, allí no llega Internet, ni los móviles tienen cobertura, ni nada de nada, pero…, quizá él también pueda estar harto de esa soledad y sueñe, quién sabe, con ser como los jóvenes de las capitales.
Pero yo sé que su soledad está repleta de cosas, cosas sencillas. De contemplación, actitud consciente, serenidad creativa. Sus diversiones son otras, y otra cosa muy importante, no tiene delante de él ninguna carrera de obstáculos para ir salvando, para llegar a ser más qué…, o para cumplir metas autoimpuestas por otros. ¨Él ya es alguien en la vida. Se es y ya, no hay más ni menos.
Es otra frecuencia la que impera en estos lugares, otra muy distinta. Su sabiduría es heredada, contada, sentida; el curso de las estrellas, las antiguas enseñanzas de sus ancestros, la supervivencia en el desierto, el compañerismo, el amor …, quizá algún día nos preguntemos cuales son las prioridades de un ser humano, lo que verdaderamente tiene un sentido y cobra importancia
Sostengo que hay dos “palabras” maravillosas que alumbran cualquier posibilidad, ya sea en el desierto o en el hielo, en la ciudad o en el campo y son; amor y silencio.
©Luhema
Reflexiones. Cuadernillos de viaje Luhema.
1 de abril de 2011
1 de abril de 2011
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