No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Este texto puede generar controversia, porque cuando alguien vive de cerca una situación crítica y desea que su ser querido o amigo salga de una etapa complicada haríamos lo que fuera por ello. Pero a veces la vida toma un rumbo imparable en el que poco se puede hacer, y cuando esto es así no toca más remedio que aceptar el momento que está viviendo esa persona y también nosotros ante esa situación, porque si algo hay de cierto es que venimos todos a experimentar, y que sin emociones sean del tipo que sean, no hay evolución espiritual.
Recuerda que los grandes guerreros de la luz no han dejado de perseguir más que el amor incondicional y Universal. Sé un guerrero ante las circustancias. La vida en esta dimensión es pasajera, nosotros somos eternos. Somos espíritus viviendo una experiencia humana.
Esperemos que cambie… Eso suele decirse cuando no gusta cómo es la otra persona, cuando únicamente ven sus defectos o sus debilidades, cuando no nos gusta esa persona como pareja o como amigo para nuestro hijo o hija, o cuando vemos que su actitud que le llevará a la perdición.
Pero ¿qué cambio es el que queremos que se dé?… ¿El que nos conviene a nosotros, el que más le conviene a él o ella?… ¿Queremos que sea, que actúe como la mayor parte de los mortales, que no se salga de los cánones denominados “normales”?
¿Nos paramos a pensar que quizá esa elección de vida es la que quiso, es la que buscó esa persona para poder experimentar y vivir ciertas situaciones que de otro modo no hubiera podido vivirlas jamás? ¿Y, quién somos nosotros para interrumpir un plan de vida? ¿Qué nos mueve a hacerlo, nuestro egoísmo o muestro amor?
Y¿qué podemos hacer nosotros para que el cambio se dé?…-Nada y digo bien…, nada que no sea amar una situación para que la persona avance en su propio camino.- Y puedes decir, sí, sí que se puede hacer y mucho; se puede hacer entrar en razón a la persona, desvincularlo de un lugar, de unas ciertas personas que creemos malas compañías, … ayudarlo con terapias…- Pues sí, todo eso está muy bien, pero todo terminará cuando la persona haya aprendido lo que tenía que aprender, sea lo que sea y le lleve hacia dónde le lleve.
Sinceramente, aceptar al otro tal cual es, es el mayor acto de amor y generosidad que podemos hacer para que una persona salga de la densidad en la que se encuentre. Y tenemos que ser conscientes que cada persona tiene un plan de vida para experimentarlo, sea de nuestro agrado o no. Es su plan evolutivo, es su proyecto de vida.
Por mucho que nos empeñemos, no se cambia; cambian las circunstancias, y cómo nos las tomamos . No esperemos que alguien cambie…¡ no es cierto! Nadie cambia jamás, uno es como es, tan sólo es, que la vida pone situaciones para que uno vaya entendiendo, aceptando sus contradicciones, sus defectos, haciendo que salgan a luz sus recursos o sus dones. Recuerda que también se experimenta por medio del error.
Cuando se disputa por cambiar, la energía agresiva del mismo rechazo genera y atrae la misma manifestación.Aversión. Cuando se ama, se comprende y se acepta, ya tenemos una batalla conquistada.
Sin apertura de mente, sin apertura de corazón, sin paz, no se encuentra un camino de salida.
Entiende bien. Uno siempre es el mismo, nadie cambia, cambia su actitud ante la vida.
Yo Soy, yo veo el ser sagrado que hay en ti.
No deseo que cambies, eres sagrado, eres perfecto.
Únicamente espero amorosamente a que veas y destapes el regalo de tu propia experiencia.
Nadie cambia jamás…
Cambiar es un proceso interno, es aceptar cosas de sí mismo
que antes nos negábamos a reconocer.
©Luhema
Es increible, Luhema.
ResponderEliminarMe llega al alma este legado que nos dejas.
Una reflexión para asimilar con amor...
Un abrazo incondicional.
Adela
Mucha razon tiene su reflexion, el cambio aparecera inmediatamente al aceptarme y aceptar a los demas.
ResponderEliminarGracias.