No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Ella siempre fue una mujer sencilla que confiaba en la vida, en los seres
humanos, en su género, en la mujer como amiga y consejera. Nunca receló de la
bondad del ser humano, quizá era demasiado ingenua, pero así era, eso formaba
parte de su naturaleza sensible.
Un día y sin darse cuenta, se vio inmersa dentro de un
espacio peligroso, enredada en una
maraña pegajosa de incertidumbre. Seguramente
atraída por falsas luces, por palabras dulces susurradas al oído y como
consecuencia se alejó de su luz, palideció, empoderó la luz que otros decían
que tenían empujada por la confusión y a la vez por los “buenos consejos” de personas
que decían ser expertos guías experimentados con gran conexión con lo
espiritual, pero que a su vez adolecían de lo mismo que los mortales sufrimos, miedo,
incertidumbre …, aunque ella era incapaz de verlo porque eran grandes maestros del disimulo y escondían
sus miserias humanas bajo ese halo de conocimiento
de libro ensayado.
Salieron a su encuentro gentes que con la mejor de sus
sonrisas e intenciones le decían; toma este camino que yo te muestro, es el más
corto y seguro para que encuentres respuestas. Busca “el camino de las ideologías”.
Al cabo de un tiempo se topaba con otras
personas que le explicaban las maravillas que se encontraron por la vía que ellos mismos tomaron, “el camino de la
materialidad” Después se encontró con otro grupo de personas que le dijeron que
recorrieron muchos caminos y que ninguno era tan perfecto como la senda por la que estaban, y que lo inteligente era
que se uniera a ellos ya que eran muchos y que tantos no podían estar
equivocados, era “el camino del nuevo tiempo” Consejeros, maestros e iniciados no le faltaron en su búsqueda
hacia sí mismo. Pero cada vez se sentía más y más perdida, incomprendida, sola.
Lloró hasta que no le quedó ni una lágrima más en sus ojos, quizá eso hizo que se
limpiara su campo de visión y cuando dejó de quejarse, cuando dejó de
lamentarse, cuando dejó de pensar que había sido manipulada y víctima de todas esas circunstancias,
se plantó en medio de la nada y salió un
grito desgarrador de lo más profundo de sus entrañas
¡Basta! Basta de títulos, de maestros, de guías. ¿Pero
qué demonios hago aquí? ! No quiero
saber nada más, ni que me indiquen cual
es el camino a seguir, ni tampoco quiero seguir escuchando historias de nadie ¡
-Ella sólo quería salir de ahí.- Y en un momento de lucidez,
bendijo las sombras que la seguían, bendijo el tiempo de soledad que tan poco supo apreciar, y se dio cuenta que el
camino para alcanzar el reencuentro con uno mismo es inédito. Y en un arrebato de compasión hacia ella misma
tuvo la valentía de desprenderse de todos los hábitos, de todo el ropaje viejo,
de los zapatos desgastados de caminar por sendas confusas y, desnuda ante ella misma se despojó de la insistencia mental
ejercida por los demás y que retroalimentaba con su miedo, con sus pensamientos
intoxicados y que condicionaban su
marcha. Huyó de todas las miradas opacas
que no proyectaban luz, y cansada por ese esfuerzo tremendo de desapego se
durmió en aquella frondosidad del bosque, su vientre desnudo rozó la tierra, y su alma alcanzó el
cielo porque estaba liviana, y entonces despertó dentro del sueño y encontró la
salida, porque se vio a sí misma.
Así puede que muchos
se encuentren ahora, confundidos, dentro de este mar de herramientas que
tenemos a nuestro alcance y que dicen que sirven para el despertar de la
consciencia, para servir al otro, para descubrir
nuestra propia naturaleza, para… etc . Manuales y compendios, unos enseñan cómo
sanar, otros nos indican cómo hay que sentir, cómo pensar, qué es lo coherente
y qué no, ¿Manuales para vivir? Uff… NO POR FAVOR. ¿Y si no encajas tampoco en esos manuales qué…,
que ocurre?- Piénsalo, igual tienes que nadar contra corriente y morir para que renazca tu esencia.
En mi libro La senda
de la mágica luz” hay un referente a esto:
Yo dije en su día ¡Se terminó! Pag
68.
En el libro ”Ser de
luz” Nadar en el
segundo capítulo
nos encontramos con
este texto que habla sobre Nadar contra corriente. Pag 180
©Luhema
Comentarios
Publicar un comentario