El aroma de los libros… Hoy, cuando entré en mi despacho, encontré que el ambiente olía a flores y almendras, como si allí hubiese estado toda la noche una persona que perfumada de vainilla y mil flores dejó su rastro. Pero también se dibujó en mi mente la fascinación envolvente de la lectura, y es que, no sé si sabíais que los libros despiden un aroma particular. Seguro que si eres amante de ellos te gusta el olor a imprenta que desprenden cuando recién los hojeas. No obstante, son los libros con solera, los más antiguos, los que liberan moléculas aromáticas como el benzaldehído que su esencia se asemeja a las almendras y la vainillina que huele a vainilla. El etilbenceno y el touleno, que le dan un toque dulce, o el 2-etil hexanol de aroma ligeramente floral. Si las páginas de un libro son de algodón o de lino, el aroma surge del furfural que también huele a almendras dulces. Es a habitual ver en librerías antiguas libros cuyas hojas están amarillentas, esto es debido al paso d...
LA PERCEPCIÓN
Hay algo muy especial entre las mujeres que hace que sean distintas a sus compañeros, los hombres, y es la sutileza de la percepción.
Casi todas las mujeres pueden apreciar el más mínimo cambio de actitud o de humor de otra persona con tan sólo permanecer abiertas a los impulsos que la rodean, es capaz de leer el rostro, leer el corazón y los ojos de la persona que esté a su lado.
Ese don es muy primitivo, es algo muy ancestral que se remonta inclusive a antes del lenguaje. Hoy hay muchas mujeres que están recuperando esa percepción. Sin embargo, esta misma apertura de información, puede hacer que sus límites sean vulnerables porque empatiza en silencio y absorbe por así decirlo el sufrimiento o la emoción de la otra persona. Son vínculos y lazos que pueden dejarlas expuestas a lesiones del espíritu, lo que significa que la mujer que percibe estas señales del instinto primitivo, tiene que saber a su vez, digerir y traspasar tanto la emoción, el dolor o la cólera etc…, que pueda percibir de la otra persona y, abandonar el sobrecogimiento que le pueda producir dicha información, para volverse flexible a la vez que resistente.
Este aprendizaje lo que pretende es enseñar a permanecer sin juicios de ningún tipo, elevando la energía circundante y sin que por ello cedamos nuestras fuerzas o alimentemos con nuestra empatía la densidad que arrastra la otra persona.
©LUHEMA
Publicado el 13 /9/2012 en luhema.wordpress.com
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