No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Se levantó de su sofá impulsada por una fuerza innata, fue
directamente hacia el armario en el que se encontraba un antigua caja, un
sombrerero color rosa palo, lo abarcó
entre sus brazos apoyando la caja circular en su pecho a la altura del corazón
y se dirigió de nuevo hacia su
confortable sillón, se puso sus gafas de
ver de cerca, y cuidadosamente alzó la tapa, y de ella comenzaron a salir todos
sus recuerdos. Cogió un puñado de fotos que eran en blanco y negro y comenzó a
pasarlas una a una. De pronto detuvo el tiempo y clavó su mirada en aquél rectángulo
de papel fotográfico y,… allí estaba un recuerdo añorado que trajo al presente.
De sus ojos salieron lágrimas y de sus labios una sonrisa que delataba un
momento feliz. Besó la foto y se acercó al corazón y cerrando los ojos se quedó
soñando. No hubo palabras, no dijo nada y todo lo dijo al tiempo.
¿Cuántos de nosotros hemos hecho alguna vez este mismo gesto?
– Sobre todo cuando sentimos añoranza o rebuscamos entre nuestras cosas y
aparece determinado objeto que pertenecía a un ser querido que ya no está.
Nos quedan los recuerdos, lo vivido, el amor que sentimos,
pero respecto a esto, quiero decir que cada vez que recordamos estamos trayendo
a nuestro presente esa situación. El pasado es el ahora de tu tiempo.
Así que aprovecho para decirte ¿cómo está tu pasado ahora?,
es un ejercicio de consciencia para que lo tengas en cuenta cuando acerques tu
pasado a tu mente. Veréis; este es un tiempo de sanación y desde luego todo lo
que no está resuelto re-aparece de nuevo para que podamos esta vez sí, darle
una salida.
Estamos cansados de escuchar que el tiempo lo cura todo
y que cierra todas las heridas, pero no
siempre es así. Todos nos hemos sentido
lastimados, unas veces más en nuestro orgullo y otras porque nos tocaron el corazón o cedimos nuestro
poder. Hay veces que las agresiones que sentimos en un momento determinado de
nuestra vida quedan grabadas a fuego, permaneciendo y ocupando gran espacio en
nuestra aura porque no pudimos manejar la experiencia. Cuando
pensáis en todas las cosas que os ocurrieron en un pasado, o en situaciones que
vosotros creasteis, o en experiencias no
gratas ¿cómo os sentís ahora?, ¿cómo os enfrentáis a ese pasado? ¿Qué tipo de
emociones os llegan?- Llanto, pena, rencor, ira, dolor, alegría, pesadez,
angustia etc…Os voy a decir algo que es muy importante. Vuestro pasado no está
pasado, está ocurriendo ahora. En el momento que volvéis la vista atrás,
recordáis, y vuestro cuerpo de la emoción
hace que emerja y se manifieste toda la conmoción residual, la que
tuvisteis, la que vuestros pensamientos
generaron, la que vuestro corazón almacenó y que ahora mismo hay en vosotros.
Así que todo eso vuelve a ocurrir “ahora”
en la estructura celular.
Cada vez que aquellos recuerdos vuelven a emerger, producen
una reacción biológica en el presente, y si hay alguna energía que no tenía que
haber estado ahí, ahora sois capaces de neutralizarla desde la comprensión y
visión más ampliada de aquello, y no desde el victimismo, el dolor o el miedo.
Y si hay o está habiendo un crecimiento
espiritual, esta es la forma de
medirlo, ¿qué emoción sentís ahora? –
ver que reacción aflora cuando revivimos el pasado en el ahora de nuestro
tiempo, es a su vez observar cómo está nuestro cuerpo de la emoción y nuestra
conexión, comunicación, con nuestro ser más elevado. Entonces podréis saber si
habéis cambiado la vía de la realidad. . Re- cor –dar, es
volver a traer al corazón.
©Luhema
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