No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
¿Te has parado a pensar en la cantidad de desórdenes y desequilibrios físicos y mentales que ha traído consigo esta crisis socio-económica a muchas personas?
-Sólo apunto una cosa que creo importante para tener en cuenta. Voy a remontarme a lo que somos. De esto ya hablaban muchas civilizaciones antiguas, no es algo que yo me he inventado. Y tenemos que partir de ahí porque muchos lo han olvidado.
No somos únicamente las circunstancias que nos rodean, ni lo que pensamos, ni lo que creemos que puede ser, ni lo blanco o lo negro. Somos un “Todo” y como tal tenemos que vivir, pero eso lo hemos olvidado y el sistema lo ha reforzado de modo que únicamente podemos ver lo superficial. Pero hay más; tras esto, hay una raíz que se sigue alimentando del caos , que es profunda y que enferma porque la tierra firme en la que se sustenta no tiene el abono necesario.
Nuestros cimientos, nuestros pilares están construidos en un barrizal cuando descuidamos que tenemos un cuerpo etérico, un cuerpo astral, un cuerpo mental y un cuerpo espiritual, y que todos ellos y todo lo que nos rodea conforma nuestra realidad. Es todo un baile de vibraciones que transmiten al hombre energías vitales, sensaciones y conocimientos.
Los egipcios definían a la perfección los componentes del espíritu humano que eran: Ib, Ka, Ba, Aj, Ren y Sheut y esto explica nuestra esencia Divina…
Y desde luego nunca podremos ver las causas de un desorden sin fijarnos en lo que llamamos "Todo".
En toda turbación hay un gancho emocional que nos mantiene dentro de un esquema y quizá todos esos trances que estamos viviendo como sociedad inviten a replantearse el modelo de vida.
Nos estancamos en el fracaso, en las crisis, creemos que nada será lo mismo, y desde luego que no lo será, porque pensar eso es lo que nos hace sufrir.
La vida no confluye linealmente, podemos seguir confiando, creando, creyendo, pero en nosotros mismos, no en lo que la falsa ilusión ha instaurado para que te olvides de ti mismo. Y te olvidaste, te descolocaste de ti mismo, te distrajiste de la vida, porque el modelo social así te empujaba a ello, te desconectaste de la naturaleza, del arte, de los poetas, de la música, también de las risas, de los paseos, de los anocheceres y de los atardeceres, te preocupaba tanto tener bienes, una posición, tener dinero, tener trabajo, tener salud, tener y tener, que te perdiste, te tensaste y una cosa llevó a la otra y la sociedad se quebró, y no juzgo esto, lo hicimos para nuestro bienestar y el de nuestra familia, por el progreso, pero ahora estamos aprendiendo que ese modelo ha sido autodestructivo.
Si tú no creaste dentro de ti unos pilares basados en la verdadera armonía, en lo que tu alma positivamente necesita, desde luego estarás en el más hondo de los abismos.
Pero no te preocupes, puedes resurgir de entre tus cenizas como “ave fénix” y lográndolo, habrás alcanzado tu liberación, convirtiéndote en un ser que brilla con luz propia, fuerte, creativo y creador, con un espíritu auténtico forjado a fuego y agua, y dispuesto a vivir en la Tierra con pleno derecho para decretar lo que quieres para tu vida.
Toda crisis, todo trauma, sirve para que aflore tu verdadera vocación o don innato, la crisis no es un camino irrevocable, y tú tienes dentro de ti la fuerza suficiente para poder sobrepasar ese estado de profunda tristeza en la que estás sumergido por esa misma inseguridad y perspectiva de futuro. Estoy convencida que la humanidad ante este dilema de imprecisión, inestabilidad social, económica, emocional, política etc…, tendrá que resurgir como ave fénix y comenzar a crear una nueva sociedad acorde a lo que el ser divino es.
Confiemos en la existencia, en la soberanía de las personas libres de condicionamientos, y libres para poder conquistar su dignidad.
©Luhema
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