No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
La parábola de los seres álmicos.
Estuvo viviendo atrapada en un mundo de hombres y mujeres desencantados, se habían convertido en individuos pajizos, otros eran grises, muy pocos poseían brillo y estos se tenían que poner sonrisas postizas para que nadie les viera la amargura con la que tenían que alimentar sus vidas. Todos callaban presos del pánico, del horror y de las convicciones a las que fueron arrastrados porque la antigua historia escrita del lugar decía que debían ceder su esencia y esfuerzo al progreso. Claro, esto estuvo mal entendido, manipulado por seres ambiciosos que lo único que pretendían era riqueza, poder y servilismo, de tal modo que aquellos hombres se vieron abocados a asfixiar sus sueños y convertirse en lo que no eran. Nadie tuvo valor para enfrentarse a esa situación que poco a poco les consumía, nadie tuvo el coraje de vivir su vida plenamente porque en el momento sucedía esto, eran desterrados de la comunidad y se veían fuera de una zona de confort donde todo, según decían estaba fuera de control, así que salirse de aquello era un reto terrible porque no tenían constancia de nadie que hubiera sobrevivido fuera de allí.
Sublevarse era caer inevitablemente dentro de un pasadizo que les llevaba directamente al abismo de la incertidumbre. Muchos a escondidas intentaban encontrar sus pasiones pero, cuando atisbaban dónde estaban aparecía el gran poder de seducción que les atrapaba de nuevo en aquel mundo fabricado sobre la irrealidad en la que se creía ciegamente.
Nadie se atrevía a rebatir aquella mole de automatismo incongruente que destruía las almas, porque aquella forma de vida se había convertido en una gigantesca bola de hielo, fría , compacta, sin alma y que ya era demasiado grande para pararla y que avanzaba envolviendo atrapando y devorándolo todo a su paso.
Pero aquella forma de vida, terminó por sublevar a los que llamaron “álmicos”, desafiando a los que todavía brillaban tenuemente y que presos de un sin sentido se atrevieron a caminar con sus propias piernas y adentrarse en el bosque animado, osaron a transitar en la noche, a sentir el frío acero de la cuerda floja y de la inquina de la soledad. Aquellos hombres y mujeres tuvieron el valor de dejar atrás todo lo conocido, los viejos libros, los enseres, el hogar, los amigos y hasta sus recuerdos, sus rencores y su ira…, porque en realidad todo estaba contaminado.
Tuvieron miedo, lo tuvieron, y lidiaron con muchos peligros, con muchos desafíos, tentaciones, falsas promesas, palabras huecas etc…, pero siguieron adelante porque estaban convencidos que su decisión de liberarse de esa vida absorta en la separación, les llevaría a la plenitud, y se dieron cuenta que a cada paso brillaban más y más, y que aquel brillo era capaz de deshacer la bola de hielo en la que muchos estaban atrapados.
Fueron envidiados, fueron denostados, fueron perseguidos, pero nunca desistieron y comenzaron a vivir con alma, haciendo cada cosa con entusiasmo, actuando y sintiendo desde lo más profundo de su corazón. Ellos sobrevivieron, ellos hoy son el referente para muchos que ante las adversidades no se rinden, ni ante todo lo que les puedan decir de ofensivo. Ante el desánimo siguen soñando y poniendo el alma en aquello que les nutre porque es el alimento esencial para el ser espiritual que está viviendo esta experiencia humana.
Y yo te pregunto ¿Eres capaz de dejar atrás todo para conocerte libre? ¿Eres capaz de seguir a tu corazón? ¿Eres capaz de vivir con entusiasmo?; te explico. (El término procede del latín tardío enthusiasmus, aunque su origen más remoto se encuentra en la lengua griega. Para los griegos, entusiasmo significaba “tener un dios dentro de sí”. La persona entusiasmada, por lo tanto, era aquella guiada por la fuerza y la sabiduría de un dios, capaz de hacer que ocurrieran cosas)
¿Quieres saber cómo terminó ese mundo en el que los hombres perdieron su alma?...-Creo que puedes imaginártelo.
Ahora aquellos, nuestros hermanos, los seres álmicos, nos hacen un guiño y se sonríen cada vez tú persigues tus sueños, cada vez que le pones tu alma a las cosas y, ¿sabes una cosa? Cuándo imprimes alma, allí en lo profundo del universo nace una estrella, sellas esa energía universal haciéndola eterna para que ilumine quien sabe, un nuevo camino.
Potencia lo que te motiva, que el miedo no te robe tus sueños. Pon entusiasmo y alma en ello, y sea lo que sea que hagas, sé impecable, da lo mejor de ti y brilla, brilla como ser álmico, como ser de las estrellas.
©Luhema
Hermoso!
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