No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
SAN NICOLÁS DE BARI.
(Foto de Luhema en Bari)
Recientemente estuve visitando la ciudad de Bari, capital de la región de Apulia, Puglia en italiano.
Es la segunda principal ciudad de la Italia meridional tras Nápoles. Fue fundada por los peucetios y floreció en tiempos de los romanos, que instituyeron su magnífica posición para los tráficos comerciales con el Oriente y se localiza en la costa del Mar Adriático. Y ¿por qué voy a hablaros de este enclave en concreto? ¿Qué hay en Bari para que me llamara la atención?
Estamos en el mes en el que celebramos las fiestas navideñas y cada diciembre aparece un personaje que hace feliz a los niños y menos niños con detalles y regalos, una figura que tiene una historia que quizá no conozcas, así que vamos a adentrarnos en un lugar en el que hay una basílica a san Nicola di Bari ,¿ os suena?... Quizá el nombre de Nicolás seguro que sí.
Son muchos los milagros que se le atribuyen a este santo. En Oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en Occidente se le llama Nicolás de Bari.
Según cuenta la leyenda, el santo pasó por Bari en su camino hacia Roma y escogió la ciudad como el lugar en el cual sería enterrado. Después de que Bari y Venecia compitieran por custodiar las reliquias, estas reposan en la Basílica que lleva su nombre en Bari.
Y por cierto, antes de visitar Bari estuve en Kotor donde hay una iglesia ortodoxa con iconos de san Nicolás de gran valor.
Y volviendo a este mes tan esperado por los que vibran con su niño interior, el mes de diciembre, es que voy a contaros por qué se adoptó a san Nicolás como el personaje que nos hace los regalos por Navidad; - Uno de los milagros de mayor repercusión es el que cuenta que, siendo aún joven, se compadeció de un desquiciado hidalgo de la localidad de Patara, en la Licia, que habiendo caído en la más absoluta miseria se había visto obligado a prostituir a sus tres hijas (según la leyenda hermosas y honestas). Para remediarlo, el santo de Bari echó tres zapatos, según otras versiones bolsos llenos de oro.
En otra versión, que haría historia, dejó caer por la chimenea unas monedas de oro que milagrosamente cayeron en unas medias de lana que las jóvenes habían dejado secando, y de aquí se supone la tradición de colgar las medias tejidas que sirven para recibir regalos en navidad.
Este santo, es Santa Claus, Papá Noel o el Viejito Pascuero. La tradición de Santa Claus surgió de la historia de san Nicolás de Bari, quien nació alrededor del año 280 en Patara, una provincia de Asia Menor y falleció el 6 de diciembre del año 345. Puesto que esa fecha está muy próxima a la Navidad, se decidió que este santo era la figura perfecta para repartir regalos y golosinas a los niños el día de Navidad.
La leyenda de san Nicolás se extendió hasta Alemania, Suiza y los Países Bajos pero además, la que más importancia tuvo y que dio origen al famoso Santa Claus, fue la de que dejaba regalos para los niños y esto lo hacía secretamente el 6 de diciembre, día en que la Iglesia celebra la fiesta en su honor, pero después, por motivos religiosos, cambió el día de entrega de sus regalos a la noche del 24 de diciembre, fecha en la que se celebra el nacimiento del niño Jesús. Por su amor y generosidad sobre todo hacia los niños, fue llamado “obispo de los niños” y su fama se extendió por muchos lugares, donde empezó a ser protagonista de varias leyendas fantásticas, una de ellas, que salía por las noches para repartir regalos entre los necesitados, lo que unido a los milagros que realizó, motivó a que la Iglesia católica lo canonizara, convirtiéndolo en santo.
Originariamente, el Santa Claus nórdico y anglosajón, se inspiraron en dos fuentes distintas, una pagana y la otra cristiana. La pagana aportó la personificación del invierno, que hunde sus raíces en la cultura Vikinga. La católica nació del culto popular a un obispo católico del siglo IV, san Nicolás, del cual se cuentan estas historias que os acabo de relatar.
Con el paso del tiempo la imagen de san Nicolás, fue reconvertida en un gnomo regordete de resonancia pagana, evocador de los duendes buenos, luego se le enfundó en trajes distintos, primero verde y después rojo. Y en el siglo XIX, los americanos decidieron motorizarlo, dotándolo con el famoso trineo volador tirado por renos y suavizaron su aspecto inicial de gnomo hasta transformarlo en un señor gordo y bonachón con abundante melena de plata y largas barbas blancas como la nieve. Así que, esto es «groso modo» la historia de nuestro querido Papa Noel.
Queridos lectores, es mi deseo que san Nicolás os colme de generosidad, para con vosotros mismos y por supuesto para con los demás en estos tiempos difíciles en los que vivimos, y que los regalos que ofrezcamos estas navidades sean regalos de amor, sinceridad y dicha.
P D. Una de tantas oraciones que recogí en Bari a san Nicolás:
¡Oh bienaventurado san Nicolás de Bari! a quién Dios ha glorificado con innumerables milagros manifestando su voluntad de que acudamos a ti, en los momentos difíciles de nuestra vida, confiados en tu protección.
¡Oh portento de caridad! al que acuden las familias, los pobres, los enfermos, los comerciantes, los empleados, los presos, los niños, las doncellas en peligro; yo, humildemente te pido me alcances la gracia que de ti espero, confiado en tu valiosísima protección, la que nunca niegas a tus devotos, para que favorecidos por tus bondades, cantemos una vez más las misericordias del Señor, y las maravillas de sus santos. ¡Providentísimo san Nicolás! no me abandones!.
Mil gracias querida Bego por compartir estos interesantes datos con nosotros. Felices Fiestas!
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