El aroma de los libros… Hoy, cuando entré en mi despacho, encontré que el ambiente olía a flores y almendras, como si allí hubiese estado toda la noche una persona que perfumada de vainilla y mil flores dejó su rastro. Pero también se dibujó en mi mente la fascinación envolvente de la lectura, y es que, no sé si sabíais que los libros despiden un aroma particular. Seguro que si eres amante de ellos te gusta el olor a imprenta que desprenden cuando recién los hojeas. No obstante, son los libros con solera, los más antiguos, los que liberan moléculas aromáticas como el benzaldehído que su esencia se asemeja a las almendras y la vainillina que huele a vainilla. El etilbenceno y el touleno, que le dan un toque dulce, o el 2-etil hexanol de aroma ligeramente floral. Si las páginas de un libro son de algodón o de lino, el aroma surge del furfural que también huele a almendras dulces. Es a habitual ver en librerías antiguas libros cuyas hojas están amarillentas, esto es debido al paso d...
Ayuda a tus semejantes a llevar su carga,
pero no te consideres obligado a llevársela.
Pitágoras.
Sé que lo harías encantado de la vida, y más si se trata de un ser querido, unos padres, un hermano, unos hijos, un compañero de vida… Y todo por aliviarles el sufrimiento. Lo sé porque yo lo he hecho.
Pero nuestro afecto, nuestra sensibilidad, nuestro amor y también nuestra empatía no deben hacer que carguemos con todo lo que no es nuestro porque al final, acabaremos enterrados bajo todo ese sufrimiento.
Y por qué lo digo. Ahora me entenderéis:
-Cuando ves sufrir sobre todo a la gente que te rodea, resulta difícil no dejarse llevar por la situación. Desgraciadamente se debe a la empatía, al condicionamiento ancestral y también religioso que nos empuja a cargar sobre nosotros los tormentos de la, o las personas desamparadas, como si el hecho de sacrificarse por el sufrimiento ajeno nos hiciera más virtuosos, cosa absolutamente incierta.
¿De verdad crees que puedes ayudar a la persona que sufre, sufriendo con él?- Yo creo que no, porque se genera más dolor. La acumulación de un sufrimiento multiplicado no se divide, se suma. Con esto no digo que no te sobrecojas ante el dolor, tampoco que te conviertas en un corazón de hielo, puedes acompañar, sostener, escuchar, compartir, pero nunca cargar con el dolor. Abrir el corazón no implica en absoluto sufrir.
Debes sentir sin cargar el sufrimiento sobre ti, por supuesto que sí, ese es el “leitmotiv”. Es fundamental estar en una actitud de paz, sin que te atraviese esa inundación de pesadumbre de lodo emocional. Debes con tu expresión, con tu presencia aportar oxígeno y ligereza a ese escenario doloroso sin que por ello te lleves todo el peso de la persona, porque seguramente esa situación forme parte de su aprendizaje, de su viaje de vida y del tuyo también con no intervenir de modo erróneo, porque ni le ayudas a la persona que sufre, ni te ayudas a ti ya que si cargas con el dolor, no entendiste “el para qué” de las cosas. Y por más que nos cueste entenderlo, no podemos caer en el abismo de otros, debemos de adentrarnos en el discernimiento. Ama sin olvidarte de ti. No es egoísmo. Ama sin olvidarte que tu prójimo más cercano eres tú.
Y como punto y aparte, quiero añadir, que hay muchas personas que hablan de amor y de gratitud, de colaboración…, pero que están presas de una acusada dualidad y encadenadas a una herida kármica que no aceptan y por la que no pueden perdonarse y van por la vida tomando la actitud de víctima, déspota, prepotente, perdiendo su energía vital a raudales.
Dar amor inconsciente, significa dar la espalda a las leyes del universo y eso te hace vulnerable a las trampas del Karma ajeno. No seas soberbio y pienses que puedes con todo, hay que mantener el equilibrio siempre. Recuerda que todo lo que nos roba la paz nos hace débiles y enferma el alma.
© Luhema
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