El aroma de los libros… Hoy, cuando entré en mi despacho, encontré que el ambiente olía a flores y almendras, como si allí hubiese estado toda la noche una persona que perfumada de vainilla y mil flores dejó su rastro. Pero también se dibujó en mi mente la fascinación envolvente de la lectura, y es que, no sé si sabíais que los libros despiden un aroma particular. Seguro que si eres amante de ellos te gusta el olor a imprenta que desprenden cuando recién los hojeas. No obstante, son los libros con solera, los más antiguos, los que liberan moléculas aromáticas como el benzaldehído que su esencia se asemeja a las almendras y la vainillina que huele a vainilla. El etilbenceno y el touleno, que le dan un toque dulce, o el 2-etil hexanol de aroma ligeramente floral. Si las páginas de un libro son de algodón o de lino, el aroma surge del furfural que también huele a almendras dulces. Es a habitual ver en librerías antiguas libros cuyas hojas están amarillentas, esto es debido al paso d...
Esta es la Quimera de Arezzo, data del siglo V y es una magnífica obra etrusca de bronce. La primera noticia de la Quimera está en el libro sexto de la Ilíada. Allí consta, según las palabras de Homero que la quimera era de linaje divino y por delante era un león, por el centro una cabra y por el fin una serpiente. La quimera echaba fuego por la boca y la mató Belerofonte que también domó al caballo alado Pegaso.
El monstruo era originario de Licia y en esa región hay un volcán que lleva el mismo nombre.
La quimera tiende a ser lo quimérico, la incoherente forma desaparece para significar lo imposible, la idea falsa, la vana imaginación y es la definición que hoy queda en el diccionario.
Sea como fuere, y aun cabiendo la posibilidad de que esta fiera fuese un mero protector apotropaico, lo cierto es que su excitación por el combate, la cólera que irradian sus facciones, la tensión de sus garras y la ágil curva de su lomo la sitúan entre las mejores esculturas animalísticas de toda la historia del arte.
La obra fue hallada en 1553 e instalada por Vasari en Florencia para representar a los enemigos derrotados por Cosme I de Medici. Las garras, aunque originales, hubieron de ser restauradas; en cuanto a la cola, rota y desaparecida antes del hallazgo, tuvo que añadírsele en 1784.
En la pata delantera veréis que hay una inscripción, que tras numerosas lecturas se ha llegado a la conclusión de que dice TINSCVIL, cuya traducción sería «donada al dios Tinia», demostrando que la Quimera era un elemento usado para venerar al dios etrusco del día, Tinia.
Bueno esta es una de tantas obras de arte que se pueden encontrar en la ciudad de Florencia.
© Luhema
Ya os iré desvelando más cositas de Florencia.
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