No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Esta palabra « Sororidad» está en boca de muchas mujeres
despiertas y comprometidas y que desde la celebración del día de la mujer, el 8
de marzo, en nuestro país resuena más. Así
que me decidí a escribir un poquito sobre este tema.
SORORIDAD.
El término sororidad, se refiere a la hermandad entre mujeres con respecto a las cuestiones sociales de género.
Sororidad es un vocablo derivado del latín «soror» que significa hermana. Es un neologismo empleado para hacer mención a la solidaridad que existe entre mujeres, especialmente, en las sociedades patriarcales. Este término nos habla de generar lazos de amistad entre las mujeres y dejar de vernos como enemigas. Induce a potenciar los vínculos entre el género femenino, ya bien por las afinidades, por la experiencia vivida o por el estatus social. Sin embargo, la palabra sororidad todavía no ha sido incorporada al diccionario de la Real Academia Española, aunque sí lo está en diccionarios de otros idiomas como, en inglés (sisterhood) y francés (sororité).
Os hablo un poquito de los inicios de este término que nació por primera vez en la década de 1970 de voz de las feministas para poner en común, el equivalente femenino de "fraternidad", que ya había sido utilizado por feministas estadounidenses en respuesta al término de «hermandad».
¡Díselo!
Cuando admires una actitud, un don, algo especial en otra mujer. ¡Díselo!
Entrar en esa dinámica aporta luz, fuerza y empatía.
Apoyémonos unas a otras.
Qué miedo tenemos las mujeres de reconocer y más aún de decirle a otra mujer, que nos encanta por ejemplo; su temple, su actitud, su don, su habilidad, su autoestima, su seguridad, su lado positivo o la forma en la que encaja los embates de la vida y, por qué no, también su belleza, sus ojos, su cabello … Nos cuesta horrores, es como si en el fondo, en nuestro subconsciente no admitiéramos que otra mujer destaque más que nosotras.
Los recelos, la inseguridad, la envidia, la competitividad, es una forma de pensamiento enquistada y que proviene de una educación basada en miedos y en condicionantes patriarcales. Y ojo, no pretendo con esto incriminar al género masculino, porque aquí no hay ni víctimas ni verdugos, sino una postura, una onda de pensamiento que menoscaba nuestra psique y que conduce directamente hacia la dureza de corazón y la falta de empatía.
Entre muchas de las ideas que la sociedad nos imprime, y puede que la más perversa, está la concepción de que las mujeres, por defecto, somos enemigas. Nos enseñan a vernos entre nosotras como rivales y competidoras. Y aquí lo tienes; seguramente que ésta sea la mayor victoria del patriarcado.
Así que si alguna vez has pensado que la amistad entre mujeres no puede existir, es posible que lo hayas aprendido desde pequeña, pero no por eso sea verdad. Intentar ser más «sororales» con las mujeres de nuestro círculo cercano puede mejorar nuestro entorno y ser el primer paso para crear una red de apoyo mutuo.
Si eres mujer y sigues diciendo que con las mujeres no tienes afinidad, o te cuesta tener relaciones sinceras con ellas, quizá sea porque hay un fuerte patrón del patriarcado bien en ti o en la otra persona.
©Luhema
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