No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
"Formamos parte de una sociedad tan enferma que
a los que quieren sanar se les llama raros
y a los sanos se les tacha de locos"
(Jiddu Krishnamurti)
La mayoría de adultos solemos seguir al dictado las directrices determinadas por la sociedad, la política y la religión. ¡Ah!, y también la familia. De ahí que rechazamos sistemáticamente lo que parece nuevo y por supuesto, los cambios, porque solo los hemos aceptado cuando no ha quedado más remedio y eso siempre suele generar ansiedad. Tanto es así, que ponemos en marcha mecanismos de defensa para garantizar la parálisis.
El primer recurso que ponemos en marcha para la detención es EL MIEDO. Y es el que más se utiliza como elemento de control social. Si no, párate y da un vistazo a tu alrededor. Miedo a tener cierta enfermedad, miedo a perder la economía, miedo a ser invadidos por emigrantes, etc… Solo tienes que mirar las noticias para ver que gran cantidad de ellas, están cargadas con elevadas dosis de negatividad para provocar e inocular miedo en la sociedad.
Tras el miedo aparece el autoengaño, ya que para cubrir al miedo jugamos con esta falsa realidad. Nos mentimos a nosotros mismos, por supuesto inconscientemente para no tener que hacer frente a esta realidad y así no tener que saltar esa barrera del miedo. De ahí que lo común sea que nos encontremos con personas que al igual que nosotros no hacen el esfuerzo de salir de ese autoengaño.
Con este tipo de actitud sostenida en el tiempo es normal que uno se sienta agotado, cansado físicamente y mentalmente, porque no damos opción a vivir una vida que se salga de nuestros esquemas y surge la resignación que mata la creatividad y las ganas de vida, y así definitivamente asumimos el roll de víctima frente a nuestras circunstancias.
Pero aquí no queda todo, al auto-sabotearnos aparece la arrogancia y el cinismo para nuestra supervivencia en lo absurdo, ya que el escepticismo alcanzado nos hace ser arrogantes impulsivamente contra aquellas personas que sienten y piensan distinto, porque ellas sí que han tenido el valor de saltar la barrera del miedo y eso inconscientemente nos provoca irascibilidad.
Y por último existe otro mecanismo de defensa que es la pereza. La palabra pereza procede del griego acedia, que quiere decir "tristeza de ánimo” O sea, quien no hace con su vida lo que intuye o sabe que debía hacer y no hace.
En fin, desde que nacemos se nos dice o se nos marcan los caminos para convertirnos en ciudadanos que aspiran a conseguir un buen trabajo, una buena profesión, capaces de formar una familia, consumidores, dependientes de un sistema , pero no se nos enseña a gestionar nuestras emociones, ni a convertirnos en lo verdaderamente somos… porque eso genera personas nuevas, capaces de ser dueñas de sí mismas, y eso señores, eso no conviene en un mundo manipulado por altas esferas que lo único que persiguen es seguir teniendo un control sobre la gran masa de la humanidad.
El enemigo invisible es el miedo y la inseguridad inoculados a la sociedad, que se apoderan y toman el control de nuestras vidas de manera tan sutil que ni te das cuenta de lo que sucede dentro de ti.
©LUHEMA
Comentarios
Publicar un comentario