No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Llevo Mucho tiempo queriendo escribir sobre este tema, ¡CORRE!, así lo he titulado.
He observado que cada vez más y más personas se unen a este buen hábito de correr, es saludable y además las personas que corren se sienten de maravilla. Unos corren para adelgazar y quemar calorías, otros para mantenerse en forma, otros porque les gusta hacerlo para desconectar, otros porque les aporta mayor calidad de vida, respiran mejor, sus músculos están tonificados, se sienten ágiles, vivos, motivados y por supuesto mucho más alegres y felices, pero aparte de esto existen otros detonantes.
Unos empiezan motivados por otros y lo hacen simplemente por el hecho de compartir una afición, afición que les va enganchando y gustando cada vez más. Empiezan por poquito y siguen cada día esforzándose por conseguir correr un poquito más. No saben qué les ocurre con ese gusanillo de correr, pero hasta con frío o con calor, salen a correr. Y verdaderamente admiro el sacrificio y la dedicación de este deporte. En realidad el deporte es sanísimo lo mires por donde lo mires. Ahora bien, a parte de todo esto y del por qué se corre, tendríamos que preguntarnos algo más, ¿qué hay tras esa necesidad de emprender la carrera? Quizá no haya ninguna necesidad, no sé, o quizá sí y esté encubierta tras esto.
A nivel esotérico el correr tiene otra lectura que quizá quieras contemplar. Correr en sí, es el impulso automático para la supervivencia, o te enfrentas (con los miedos, con la ira, con las inseguridades, con los problemas etc…) o corres.
¿Corres para alcanzar metas , sueños, o corres para huir de algo, o corres porque alguien o algo te acecha?
¿Se corre por temor, se corre por amor? Hazte esta pregunta
¿Se corre para participar en la carrera de la vida, se corre porque se quiere dejar algo atrás? Plantéate esto.
Recuerdo una película muy emotiva en la que el protagonista se pasa la mayor parte de su vida corriendo y esto motiva a mucha gente a seguirlo, ¿te acuerdas de Forrest Gump?
Hay un momento en la película en la que pronto para de correr, y la gente le pregunta, ¿por qué paras? Él no sabe que contestar a esto. Simplemente siente que ya llegó a su destino, a ese lugar de su mente en el que todo lo que le preocupaba dejó de tener importancia y que era momento de parar. Y a partir de ese momento nunca más corrió y se dedicó a otros quehaceres en su vida.
Correr ayuda mucho a que la ira, el miedo, las indecisiones, la incapacidad de expresar, ya sea amor, ya sea cualquier emoción de la vida se diluyan.
Cuando se corre durante largo rato, la mente deja de proyectar sus preocupaciones y es el cuerpo quien toma el mando. De alguna manera correr se puede asemejar a una meditación en la que la mente deja de llegar primero siempre y deja participar al cuerpo, ¿pero y el corazón? ¿Y las emociones?, ¿dónde se dejan en el la carrera?
Muchas personas me dicen que durante una carrera, miden sus fuerzas, su voluntad, su coraje, su aplomo, y se superan a ellas mismas, que no importa llegar primero sino el haber sido partícipe de esa carrera. Además, la carrera está llena de emoción, es como la vida misma y la emoción llega a ellos cuando las demás personas que miran su esfuerzo les aplauden, les animan y sienten entonces que verdaderamente están conectados con la vida. ¿Quizá el acto de correr haga que todas estas personas sientan que de ese modo sí forman parte de la vida que desean tener y se sienten con alta estima de esta manera?
Correr para muchas personas es una válvula de escape de los sinsabores de sus vidas, del poco reconocimiento y de tantas injusticias. Correr es darle libertad al cuerpo para expresar lo que hay en la mente, y se convierte uno en respiración y se exhala y se inhala para que la energía ascienda y diluya los impedimentos, de este modo no se retiene nada, se está en movimiento y con la sensación de estar VIVOS. Sólo hace falta que el que corre se dé cuenta de que algún día tendrá que parar, pues no se puede pasar la vida corriendo porque sí. Siempre hay un motivo por el que empezar a correr, como también hay otro por el que dejar de correr.
¡Si te hace feliz correr hazlo, CORRE!
ARTÍCULO DE LUHEMA, junio de 2012
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