No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Muchas son las personas que tras el paso de los años, por permitir, asumir, acatar y cumplir las expectativas que marca la sociedad se vuelvan rígidos y se endurecen. Si no existe la posibilidad de tener en cuenta nuestros sentimientos, nuestra capacidad de interpretar desde la libertad, la paz y la estabilidad, llegará el colapso, la saturación que consume, que merma nuestra vida y que influye devorando nuestra salud.
Cuando no podemos actuar, pensar, sentir desde la libertad de nuestro ser, nos volvemos infelices, irascibles y enfermizos, porque la felicidad se halla en nuestro sentido de equilibrio emocional y si nos hemos vuelto rígidos por el devenir de las circunstancias nos quebraremos con el paso del tiempo.
©Luhema
Inspirada por la
lectura de Niek Brouw
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