No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Si te digo no hagas nada, seguro que piensas que no es lo correcto.
Bien, para nosotros los occidentales, es normal y natural estar siempre ocupando la mente con algo. Vivimos saturados, llenos de actividades, sensaciones, pensamientos y cuando no estamos haciendo nada, cosa que tampoco sabemos hacer bien, pensamos que estamos perdiendo el tiempo.
Si te digo; « quédate quieto, no hagas porque; no hacer es hacer», seguro que no lo entiendes, porque en realidad son valores y actitudes que entran en contradicción con nuestra mentalidad occidental, pero atiéndeme bien este «no hacer» permite cultivar un mayor equilibrio emocional. Con este postulado, no te estoy diciendo que no te ocupes de las situaciones, o que seas pasivo ante ellas, sino más bien que permitas que tu mente se quiete para que perciba la sincronicidad y el flujo de la realidad porque todo cambia constantemente y ese impás se consigue desde una mente aquietada, serena y tranquila. Este concepto que pertenece al taoísmo se denomina, Wu weiy para llevarlo a cabo, es imprescindible vivir una vida sencilla, ser conscientes de lo que tenemos, de dónde estamos, de lo que somos. En realidad de enfocarnos en el presente, porque eso nos dará satisfacción y motivos para seguir alcanzando y sosteniendo nuestra felicidad, en lugar de lamentarnos por lo que no hemos logrado, por lo que no poseemos, o por lo que vemos tan lejano y que no podemos alcanzar, ya que eso genera ansiedad y bloquea nuestro presente.
MI REFLEXIÓN.
Si te sirve de algo, cuando te venga un problema piensa que es una creación, y que todo tiene una solución. No hagas un esfuerzo mental para querer resolverlo, dominarlo. No lo representes en tu mente una y otra vez, la idea es que se diluya solo, no lo alimentes con suposiciones, con intranquilidad. Simplemente adopta una actitud de observación, una actitud de corazón, y aunque sabemos que no podemos tener el control de todos los acontecimientos la «no acción» allana el camino por la vida, siendo así más relajado.
Yo aprendí que a veces quedarte quieto, no hacer es hacer,
dejar que el tiempo sane las heridas,
que el viento lleve y traiga.
Dejar que el alma se regenere, dejar que la emoción se aquiete.
No hacer para quererme, para cuidarme,
para permitir que el bálsamo de la vida me penetre.
Entonces, solo entonces, pude ver mi rostro, mi auténtico rostro,
solo entonces entiendes, comprendes y perdonas.
Solo entonces encuentras la paz interior,
solo entonces percibes que los problemas, aquellos que parecían un gigante,
se convierten en una mota de polvo arrastrada por el viento y
nada tiene esa importancia tan grave
para que te desestabilice y te aleje de tu centro.
yo aprendí a NO HACER.
yo aprendí a NO HACER.
©Luhema
Comentarios
Publicar un comentario