No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
EL ENIGMÁTICO SERAPEUM DE SAQQARA.
Una de las experiencias de tantas que se pueden vivir en un país del que estoy enamorada como es Egipto es adentrarse en el Serapeum. Primero os digo que está situado en el complejo de Saqqara o Serapeum de Menfis. Se dice que allí, bajo 12 metros de arena del Sahara se enterraron a los toros Apis. El nombre Serapeum fue dado por el historiador griego Estrabón, al asociar Apis a Serapis.
Si adentrarse en la gran pirámide es una experiencia brutal que ya os contaré algún día, os digo que penetrar bajo las arenas del desierto a doce metros de profundidad es una de las experiencias más increíbles y sobrecogedoras. La condensación en el ambiente se va notando conforme te adentras por el largo pasillo en el que se encuentran las 24 cámaras laterales donde se descubren los sarcófagos de basalto, granito negro de cuatro metros de longitud y de aproximadamente 70 u 80 toneladas. Y te preguntas; ¿cómo pudieron colocar esos sarcófagos y con qué propósito?, pues hay en ellos un brillo pulido y una perfección en sus ángulos que sorprende. Además, cuenta el arqueólogo Auguste Mariette, descubridor en 1850 de este lugar (que no puedo ni imaginar lo que sintió y la impresión que le pudo causar este lugar), que tras una explosión que acometieron con dinamita para abrir una de las tapas del sarcófago se hizo el vacío, cosa inaudita, absorbió la explosión hacia el interior del cubículo. Así que los misterios que rodean al Serapeum no dejan de sorprendernos y desde luego pertenece a uno de los misterios de la cultura egipcia.
También se encontró en este sitio la famosa estatua del «escriba sentado que está en el Louvre, además se considera una de las más bellas esculturas egipcias, y si nos fijamos bien en sus ojos, están mirando al horizonte esperando la inspiración, el mensaje de los dioses y traspasando la eternidad.
Mi sensación fue muy fuerte, como si allí todavía quedara una energía extraña, quizá no sabría bien cómo definirla, pero nada parecido a lo he podido experimentar con anterioridad. En un principio, incómoda, demasiado densa, intensa, abrumadora…
¿En verdad se enterraron en esas moles los bueyes Apis (como dicen los arqueólogos), cuando nunca se encontró ningún vestigio de ello? ¿Quizá esos contenedores encerraban otra cosa distinta? ¿Podría ser que estas enormes cajas de durísimo granito negro fueran anteriores a la civilización egipcia?... ¿Se sabrá algún día lo que fue este recinto, el Serapeum?
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