No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Hoy quiero hablaros de un edificio que hay anexo al templo de Edfu, un lugar en el que pocos reparan y que es, por lo menos para mí, no menos importante que todo el complejo del templo de Horus en Edfu. Ante los pilonos del templo se alza este lugar, perpendicular al eje del gran templo y que va de este a oeste (un día os detallaré el significado de la orientación de los templos). En copto antiguo a este pequeño templo se le llamaba Mammisi, peri mes en egipcio y que significa «la casa de nacimiento divino», y aquí viene lo asombroso que quiero contaros.
En el interior de este templo podemos contemplar escenas y reconstrucciones del nacimiento del Dios Horus, de su nutrición, de la entronización, como si se tratara de viñetas, pero lo asombroso es que en una de sus paredes podemos encontrarnos con la adoración de los reyes magos. ¿Os suena? Sí, justo nuestros reyes magos, con la particularidad que de esto, o estos bajos relieves están ahí desde hace más años que el propio cristianismo, en fin... sigamos leyendo la representación de estas paredes del templo; de nuevo nos encontramos con otra curiosidad; cuatro reyes magos que provenían de los cuatro puntos cardinales del país de Egipto y cada uno le traía un presente; oro, incienso, mirra y el cuarto rey, le traía un libro, un libro de magia, que según dicen se llamaba «el libro de Set» ¿No os parecen demasiadas coincidencias?...Pero las casualidades no quedan ahí. En la época faraónica los antiguos egipcios celebraban el nacimiento de la divinidad regalando huevos, huevos de Pascua. Los egipcios identificaban la yema del huevo, con el Sol y la vida que salía del interior era una manera de reverenciar la vida y la
resurrección, el ciclo del nacimiento del dios rey.
Foto de Luhema (podéis ver a Bes encima de las columnas) |
En Egipto la magia impregnaba la mayoría de las actividades al ser considerada como imprescindible para la protección de la creación. No faltaban las divinidades protectoras y benéficas de las parturientas y de los recién nacidos, porque también Bes, con el ceño fruncido, con barba rizada, con grandes ojos, sacando la lengua, creaba una máscara aterradora que alejaba cualquier amenaza y Tauret con aspecto híbrido entre hipopótamo hembra, cocodrilo y león formaba parte de esa protección. A su vez las representaciones de las diosas destinadas a acompañar en el parto celestial o garantes de fertilidad la diosa Heket, que preside los nacimientos como comadrona y las siete Hathores. Jnum así como Osiris dios egipcio de la resurrección, símbolo de la fertilidad y regeneración estaban en el Mammisi. Pues bien… aquí tenéis un referente más de que Egipto es cuna de civilizaciones, de mitos, de historia… de vida.
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