Este es un tiempo de sanación y desde luego todo lo que no está resuelto re-aparece de nuevo para que podamos esta vez sí, darle una salida.
Estamos cansados de escuchar que el tiempo lo cura todo y que cierra todas las heridas, pero no siempre es así. Todos nos hemos sentido lastimados, unas veces más en nuestro orgullo y otras porque nos tocaron el corazón o cedimos nuestro poder. Hay veces que las agresiones que sentimos en un momento determinado de nuestra vida quedan grabadas a fuego, permaneciendo y ocupando gran espacio en nuestra aura porque no pudimos manejar la experiencia.
Veréis, cuando pensáis en todas las cosas que os ocurrieron en un pasado, o en situaciones que vosotros creasteis, o en experiencias no gratas. ¿Cómo os sentís ahora? ¿Cómo os enfrentáis a ese pasado? ¿Qué tipo de emociones os llegan?- Llanto, pena, rencor, ira, dolor, alegría, pesadez, angustia etc.
Os voy a decir algo que es muy importante. Vuestro pasado no está pasado, está ocurriendo ahora. En el momento que volvéis la vista atrás, recordáis, y vuestro cuerpo de la emoción hace que emerja y se manifieste toda la conmoción residual, la que tuvisteis, la que vuestros pensamientos generaron, la que vuestro corazón almacenó y que ahora mismo hay en vosotros. Así que todo eso vuelve a ocurrir “ahora” en la estructura celular.
Cada vez que aquellos recuerdos vuelven a emerger, producen una reacción biológica en el presente y si hay alguna energía que no tenía que haber estado ahí, ahora sois capaces de neutralizarla desde la comprensión y visión más ampliada de aquello, y no desde el victimismo, el dolor o el miedo. Y si hay o está habiendo un crecimiento espiritual, esta es la forma de medirlo. ¿Qué emoción sentís ahora? - ver que reacción aflora cuando revivimos el pasado en el ahora de nuestro tiempo, es a su vez observar cómo está nuestro cuerpo de la emoción y nuestra conexión, comunicación, con nuestro ser más elevado. Entonces podréis saber si habéis cambiado la vía de la realidad.
LUHEMA
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