El aroma de los libros… Hoy, cuando entré en mi despacho, encontré que el ambiente olía a flores y almendras, como si allí hubiese estado toda la noche una persona que perfumada de vainilla y mil flores dejó su rastro. Pero también se dibujó en mi mente la fascinación envolvente de la lectura, y es que, no sé si sabíais que los libros despiden un aroma particular. Seguro que si eres amante de ellos te gusta el olor a imprenta que desprenden cuando recién los hojeas. No obstante, son los libros con solera, los más antiguos, los que liberan moléculas aromáticas como el benzaldehído que su esencia se asemeja a las almendras y la vainillina que huele a vainilla. El etilbenceno y el touleno, que le dan un toque dulce, o el 2-etil hexanol de aroma ligeramente floral. Si las páginas de un libro son de algodón o de lino, el aroma surge del furfural que también huele a almendras dulces. Es a habitual ver en librerías antiguas libros cuyas hojas están amarillentas, esto es debido al paso d...
Foto de Andreas Franke
A veces me permito hacer cosas sin sentido, ”para muchos”, porque sí, porque me apetece,
porque esas cosas terminan llevándome a algún lugar con más sentido del que se cree.
Para mí, alterar ese comportamiento ordenado, serio, clasificado,
me hace abrir puertas a la creatividad, a lo que hay en mí, a la esencia del ser libre.
Me pueden llamar loca, pero no me importa en absoluto.
Esa locura es perfecta, me despreocupa para ocuparme otra forma de ser y,
es entonces cuando la vida me sorprende y me regala con su abundancia.
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