No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Mostrarse auténtico y sin filtros como alma libre, es un atrevimiento que hoy en día roza la insensatez, pero es la única forma de sobrevivir en un mundo repleto de mediocridad.
Aunque ¿somos valientes para ello? O,¿ nos echamos atrás cuando pensamos en las consecuencias que puede acarrearnos mostrarnos tal cual pensamos o sentimos?
También puede suceder que no sepamos donde se encuentra nuestra autenticidad, lo que somos, quien somos y, es lógico, hay demasiados condicionantes que nos han hecho olvidar nuestra esencia.
Mostrarse tal cual eres tiene un precio, y lo sabemos. Pero también sabemos que cuando vemos a una persona que por lo menos manifiesta aquello que su alma es, tiene algo especial que nos da de bruces, que nos sorprende y que nos enamora a la vez. La autenticidad, la libertad, la creatividad, la pasión, la forma de ver la vida. Eso a mí me mueve algo por dentro y digo que guai, encontrarme con personas así, tan especiales. Y es que todos lo somos, somos únicos e irrepetibles. Qué lástima que la mediocridad campe a sus anchas pues todos podemos aportar al mundo lo que somos si dejáramos de encorsetar el alma del ser humano bajo patrones caducos y sometidos a dogmas de control carentes de amor.
Begoña Beneito
Luhema.
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