No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
El tiempo de cada día.
Hace un tiempo que no escribo ningún artículo ya que estoy trabajando en un nuevo proyecto que requiere de toda mi atención, pero no quería pasar por alto un tema que afecta a muchas personas, sobre todo a mujeres que tienen una alta sensibilidad como yo.
Quiero hablaros de ese tiempo a diario de soledad que muchas de nosotras necesitamos. Porque sí, es cierto que precisamos más que otras personas de esos momentos a solas, aunque sea por breve tiempo, ya que es vital para nuestra reconexión, nuestra habilidad para sanar el alma.
Ese tiempo de soledad, aunque sea para pensar y digerir todo aquello que nos ha sucedido durante la jornada es fundamental para sentirse bien.
Es lógico encontrar resistencia en los demás cuando requerimos de ese tiempo para nuestro respiro, pues las personas con las que convivimos igual no tienen esa necesidad y ven en «ese pedir espacio» una bobada, una pérdida de tiempo, un no querer compartir, un evadirse de la realidad o quizá incluso ven una enfermedad.
Recuerda que tenemos derecho a reclamarnos a nosotras mismas ese tiempo para no sobre estimularnos, para no aumentar el estrés. Ese tiempo lo necesitamos para vaciarnos de tantos estímulos externos que sobreexcitan a nuestra energía y que nos agotan en demasía.
Explica a los que te rodean que las prisas o la impaciencia exacerban tu activación fisiológica y que eso no será de ayuda para tu bienestar.
Expón que tú percibes las cosas más sutiles y que altos niveles de ruido, de gente, de lugares abarrotados, o de niños hiperactivos te dejan exhausta.
Que por tu sensibilidad las cosas te afectan más; los gestos, el trato con otras personas, los problemas o exigencias laborales, los cambios de conducta y las emociones de los demás te descolocan. Y si encima eres perfeccionista, tienes un problema mayor, pues la autoexigencia te lleva a la ansiedad y por lo tanto vemos de frente todos los puntos a los que nos lleva esa sombra que comienza en ansiedad y termina en depresión y por consiguiente a los fármacos.
Yo, cada día, intento hacer mi propio retiro, primero para conocerme a mí misma, para reflexionar más sobre mis propios pensamientos y sentimientos, para quererme y para perdonarme, para entrar en mi espacio sagrado y allí recomponerme y sentirme aliviada, muchas veces estoy en pleno silencio, otras escribo o pinto, otras escucho música unas veces rock, otras, música sufí, y bailo y me río… Me encanta esa «locura», que «lo cura» todo.
Así que no eres rara por necesitar de ese tiempo, tampoco eres especial, ser sensible tienes sus ventajas y sus inconvenientes. Conócete solo se trata de eso.
Aprendiendo a vivir.
Luhema
Comentarios
Publicar un comentario