El aroma de los libros… Hoy, cuando entré en mi despacho, encontré que el ambiente olía a flores y almendras, como si allí hubiese estado toda la noche una persona que perfumada de vainilla y mil flores dejó su rastro. Pero también se dibujó en mi mente la fascinación envolvente de la lectura, y es que, no sé si sabíais que los libros despiden un aroma particular. Seguro que si eres amante de ellos te gusta el olor a imprenta que desprenden cuando recién los hojeas. No obstante, son los libros con solera, los más antiguos, los que liberan moléculas aromáticas como el benzaldehído que su esencia se asemeja a las almendras y la vainillina que huele a vainilla. El etilbenceno y el touleno, que le dan un toque dulce, o el 2-etil hexanol de aroma ligeramente floral. Si las páginas de un libro son de algodón o de lino, el aroma surge del furfural que también huele a almendras dulces. Es a habitual ver en librerías antiguas libros cuyas hojas están amarillentas, esto es debido al paso d...
Voy a contaros una leyenda preciosa sobre la gema Labradorita. Es uno de mis más apreciados minerales que habitualmente tengo cerca de mí. Sus propiedades son numerosas pero os comento las más destacadas.
- A mí me parece hipnótica, se la considera una piedra protectora, sobre todo contra la contaminación mental.
- Aporta equilibrio.
- Promueve la intuición, la imaginación y la inspiración.
- Ayuda a superar el estrés.
- Si tienes recuerdos escondidos que necesitan ser sacados a la luz para ayudarte en tu evolución espiritual, la piedra te lo facilitará.
- Elimina los vértigos y estabiliza los mareos.
- Se usa para regular los trastornos del sistema digestivo y los hormonales.
- Disipa los miedos y las inseguridades y siempre ha sido muy utilizada por las mujeres chamanas , las mujeres medicina y las brujas.
- Aleja la negatividad.
Hace miles de años en el norte del continente americano había un lugar donde el cielo y el mar se unían, de tal manera que, los espíritus de luz pasaban entre los mundos constantemente formando a su paso las luces de la Aurora Boreal.
Un día, una tormenta atrapó a los espíritus, que quedaron presos en las rocas frente a la costa de Labrador. A partir de ese día, la Aurora Boreal no brilló, desatando temor entre las tribus del lugar.
Un valiente guerrero decidió caminar hacia la costa para encontrar el origen del problema.
¡Su tribu quería volver a ver las luces bailar a su alrededor cuando reinara la oscuridad!
Caminó días y noches hasta que un precioso resplandor de unas rocas le desveló el paradero de los espíritus, que se encontraban atrapados en ellas. Sin dudarlo, el joven levantó su lanza y la golpeó contra el suelo, rompiendo las rocas de manera que liberó a los espíritus. Ellos volaron hacia el cielo, iluminando una vez más el cielo con la impresionante Aurora Boreal. Sin embargo, algunos de los espíritus decidieron permanecer entre las piedras, listos para acompañar en su camino a aquellos afortunados que obtuvieran un pedazo de Labradorita.
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