No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
He hablado en muchas ocasiones de los niños índigo, de los niños cristal, de los niños azules de las estrellas , y vosotros sabéis que ahora los niños son especiales, y no es que les quiera poner ninguna etiqueta pero, simplemente observarlos y os daréis cuenta…
Ahora estos niños aprenden por asimilación, por entendimiento y muchos adultos hemos entendido que esto es una oportunidad de oro para la vida, para la evolución, para el futuro de nuestros hijos, y se están empleando formas de educación mucho más afines a su propio ser, se potencia su expresión, su naturaleza. Estos niños azules, traen consigo unos potenciales que ni podemos imaginar, ellos por instinto natural investigan dentro de un territorio nuevo en el que necesitan expresar su creatividad para poder entender y desenvolverse en este mundo. Y he puesto este ejemplo de los niños, y de esta forma de aprendizaje más coherente, porque ahora todos nosotros estamos re- aprendiendo y sería bueno fijarnos y ¡cómo no! aprender de ellos. Sí como os digo, aprendamos de su forma de exponer, de observar, de su sentido de la verdad, de su sensibilidad, de su empoderamiento, ellos van a convertirse ahora en nuestros maestros y además tenemos que hacerlo para poder sostenernos en esta nueva frecuencia.
Ahora estos niños aprenden por asimilación, por entendimiento y muchos adultos hemos entendido que esto es una oportunidad de oro para la vida, para la evolución, para el futuro de nuestros hijos, y se están empleando formas de educación mucho más afines a su propio ser, se potencia su expresión, su naturaleza. Estos niños azules, traen consigo unos potenciales que ni podemos imaginar, ellos por instinto natural investigan dentro de un territorio nuevo en el que necesitan expresar su creatividad para poder entender y desenvolverse en este mundo. Y he puesto este ejemplo de los niños, y de esta forma de aprendizaje más coherente, porque ahora todos nosotros estamos re- aprendiendo y sería bueno fijarnos y ¡cómo no! aprender de ellos. Sí como os digo, aprendamos de su forma de exponer, de observar, de su sentido de la verdad, de su sensibilidad, de su empoderamiento, ellos van a convertirse ahora en nuestros maestros y además tenemos que hacerlo para poder sostenernos en esta nueva frecuencia.
Nosotros por nuestra idiosincrasia, por lo vivido, hemos ido edificando en nosotros, en nuestra mente, espacios que no se ajustan a la realidad armónica y hemos menospreciado los potenciales que nosotros también traíamos. Sé que a muchos les costará asimilar todo esto porque quizá no se entienda bien esta forma de sentir la realidad . ¡Claro hay que desaprender los viejos patrones, reiniciarse en unos modelos nuevos!. La gravedad nos tiene atrapados, aceleremos para ser más livianos y desprendámonos de lo insostenible.
Y una cosa, ellos, los niños, son maestros del ahora, en el ahora todo está vivo, el presente es el verdadero aprendizaje, el único regalo, Nosotros los adultos tenemos tendencia de mirar al pasado y juzgarlo, de mirar al futuro e instalar nuestras esperanzas, pero somos incapaces de disfrutar la luz y la oscuridad del presente.
ELLOS, NUESTROS HIJOS NOS PUEDEN ENSEÑAR A VIVIR EN EL ETERNO Y CREATIVO PRESENTE.
LUHEMA
Artículo escrito el 20 de enero de 2013
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