No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Creo que esta reflexión que os hago es importante sobre todo para aquellas personas que se ven arrastradas por ese ritmo de vida que no te deja un respiro. Así que permítete unos minutitos para leer esto, porque creo que será beneficioso para ti, o por lo menos entrarás en ese nivel de conciencia en el que podrás observar desde otro punto de vista el ritmo de tu vida.
Parece que la vida no nos da tregua, no queremos perdernos nada del camino, ni una emoción, ni una historia, ni una experiencia, quizá nos ponemos unas expectativas demasiado exigentes, y de ahí, que vivamos dentro de un ritmo de vida desenfrenado. ¿Pero conseguimos realmente estar presentes, ser felices o compartir los momentos de vida con plenitud? ¿Conseguimos momentos de calidad para estar con los hijos o con la familia?
Y entre todo este barullo de ir y venir, de exigencias y de obligaciones, se sucede la vida sin preguntar si tienes tiempo para ella, porque la vida no te pregunta si puedes hacer una pausa, la vida te obliga aunque no lo quieras a recolocarte en el tiempo para que digieras la angustia, los problemas de salud, las tensiones emocionales etc... Y así entre ese suspiro, entre esa inhalación o exhalación, entre esa respiración pausada de sorpresa ante el hecho de tener que aminorar la marcha, la vida te hace parar sí o sí. Parar para que seamos capaces de anticiparnos a lo que está por venir, a lo que es evidente, a lo que se encuentra ante nosotros pero que somos incapaces de ver. Porque las prisas ciegan, y el movimiento acelerado no es más que un atasco eterno en el que estamos acostumbrados a vivir.
Si estás en esa pausa, aprende a observar lo que sucede a tu alrededor, pero sobre todo observarte a ti mismo y regálate el placer de escucharte, de mimarte, de quererte, de estar contigo mismo , porque así las prisas se esfuman y es de la única forma que tú vas a poder descubrir quién eres.
Entiende que tú, eres tu responsabilidad y la de nadie más , y esto implica «escucharse» detenidamente, para saber qué necesitas a cada momento, para respetar tus tiempos de actividad pero sobre todo para saber concederte tus tiempos de descanso y de retiro.
© Luhema
Comentarios
Publicar un comentario